Diciembre 2001 es una serie estrenada recientemente por Star+, de seis capítulos, donde se recupera el periodo histórico de la profunda crisis política y económica del 2001 con el lente puesto sobre la mesa del poder. Con un elenco de grandes actores argentinos, como Luis Luque en el papel de Chrystian Colombo y Jean Pierre Noher como Fernando de la Rúa, se reconstruyen las causas y las consecuencias de aquellos dos días que marcaron a fuego la historia de nuestro país y que, una vez más, el cine rescata en el presente para mantener viva la memoria: el 19 y el 20 de diciembre. Esta serie, que tuve el honor de dirigir, se sumerge en la intimidad del poder durante el último año de gobierno de la Alianza en 2001. Los vericuetos del poder, basado en el gran libro periodístico de Miguel Bonasso “El palacio y la Calle”, dijo Benjamín Ávila, Director además de Infancia Clandestina, en sus redes.
Por Natalia Bericat
Desde el primer capítulo, Diciembre 2001 despliega un escenario de poder. Un retorno a dos décadas atrás por medio de las voces de los nombres propios que fueron parte de la realidad política de la Argentina. A ello se le suma el condimento de la ficción que aportan Diego Cremonesi en su papel de Javier Cach y Nicolás Furtado como Franco Musciari, ambos personajes ficcionales que permiten traslucir las maniobras políticas en el entorno de quienes intentan sostener el poder ante la rebelión popular y el descontento de la clase media luego de las medidas cambiarias realizadas por el entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo, interpretado de manera brillante por Luis Machín.
El principio del fin, el nombre del primer episodio, nos introduce de lleno en el contexto sociopolítico de la Argentina remontándonos a 1989 y a las promesas electorales de Menem, uno de los responsables de la crisis y el ideario de un plan económico de entrega y ajuste. Vamos a privatizar todo lo que sea “nesario“, dijo Carlos Menem frente a las cámaras sin que le tiemble el pulso. El milagro argentino dependerá de cada uno de los argentinos, afirmó y así los noventa se transformaron en una fiesta neoliberal para unos pocos. Duhalde, López Murphy, Patricia Bullrich y tantos otros rostros conocidos del poder aparecen en Diciembre 2001 para recordarnos quiénes son y cuales son sus verdaderos intereses. ¡Que se vayan todos!, ¡Piquete y cacerola: la lucha es una sola!: se escucha en las calles pidiendo el fin de una dirigencia política que la sociedad ya no quiere más.
Dos espacios se conjugan de manera alternada mostrando realidades simultaneas: el espacio cerrado del poder dentro de la Casa de gobierno y la calle habitada por la rabia de un pueblo que ya no aguanta más el hambre y la impunidad. Una estructura que se narra a partir del título de Bonasso donde existen dos lugares, dos puntos de vistas desde donde contar la Historia. Asambleas barriales, comedores, ollas populares, cacerolas se enfrentan a la inoperancia y fragilidad de un gobierno que responde, desde la mesa de negociaciones, con balas de plomo y gases lacrimógenos a la crisis. Un sin fin de imágenes se proyectan dejando ver los privilegios de una clase, pero también dejando entrever los lazos solidarios que se producen en los barrios y en la trinchera donde se resiste. Siempre vas a tener un plato de comida, le dice un dirigente social a un compañero. Frente a la violencia y los hilos que se mueven, existe otro discurso que rescata un poco de humanidad entre tanta sangre derramada en el asfalto.
Las publicidades de campaña electoral de aquel año y los discursos en la televisión con las medidas económicas irrumpen en la ficción para complementar las voces de la serie. La realidad centellea sobre la pantalla haciéndonos volver a aquellas frases y repensarlas en el presente. El que depositó dólares, tendrá dólares, se escuchaba por el parlante. En un hoy cargado de discursos de dolarización, privatizaciones y papelitos de colores, Diciembre 2001 nos devuelve aquello que resuena y lo carga de memoria.
Limpiar la Plaza de Mayo y detener indiscriminadamente, dice el guion en la voz de las fuerzas represivas. Vemos esta serie haciendo homenaje a los 39 muertos y más de 500 heridos que dejó la represión sobre aquella jornada de lucha y resistencia popular. ¿Por qué volver al pasado? nos preguntamos. Así como ocurrió con Argentina 1985 hace muy poco tiempo, el cine pasa el cepillo a contrapelo de la historia, como decía Walter Benjamin, para ver esos pliegues que reconstruyen nuestra identidad.
Somos en esta serie espectadores y protagonistas de escenas que nos atravesaron el cuerpo. La última gran crisis que nos tocó vivir hace más de 20 años y que hoy vemos en la pantalla para (re)memorar. Escuchamos los sonidos de las cacerolas y los estallidos en la calle que todavía hoy resuenan en las ciudades y en los barrios. Sentimos el olor a humo y a pólvora que impregnó la Plaza de Mayo. Vemos a las Madres con sus pañuelos y su fortaleza por los 30.000 y también por los que aquel día salieron a luchar. Diciembre 2001 nos carga de sensorialidad, nos sacude y nos hace volver la mirada hacia ese pasado que nos pertenece.
FICHA TÉCNICA
Dirección: Benjamín Ávila
Guion: Mario Segade
Producción: Kapowproductora
Elenco:
@jeanpierrenoher Fernando De la Rúa
@luismachinok Domingo Cavallo
@diecremonesi Javier Cach (personaje de ficción)
@furtadonico Franco Musciari (personaje de ficción)
@cesartronc Eduardo Duhalde
@luqueluisok Chrystian Colombo
@mirasfernan Chacho Álvarez
@soyceciliarossetto Madre de Cach (personaje de ficción)
@aleflechner Chiche Duhalde
@ludovicods Antonio De la Rúa
@morarecalde Sonia Abrazian