Sobre el cantante Dipy y su discurso desde abajo adiestrado para el aplauso de los sectores privilegiados.
Una mirada crítica de Quilici Damian
En mi barrio está lleno de Dipys. Pibes que arrancaron laburando en alguna fabrica de la zona, que pudieron comprarse un autito te miran de arriba a abajo. El vecino que tiene el techo de chapa con membrana discrimina al que no tiene. El que tiene un caminito de cascote en la vereda, dice que en este país el problema son los negros que no quieren laburar. Adoradores de la cultura clase media caminando sobre calles de tierra, llenas de barro.
Repiten el mismo discurso de algún gil libertario, esta nueva raza que al fin y al cabo son los que se sintieron defraudados por Macri y su máxima expresión de rebeldía es estar en contra de la cuarentena. El Dipy es tu compañero de laburo que basurea al de limpieza. El Dipy es tu vecino que pide por la inseguridad pero compra cosas robadas. El Dipy es tu amigo en contra de los planes sociales y su hermana cobra uno. El Dipy hasta me da lástima: para ellos, si sos pobre, tenes que dedicarte a eso, a ser pobre.
