El privilegio de correr

Una mirada al patético doble discurso de los medios de comunicación hegemónicos: el dedo acusador contra los barrios populares y la mirada comprensiva con los vecinos “bien” de Palermo.

Por Revista Sudestada

Los escuchaste durante semanas enteras repetir el mismo discurso: los irresponsables, los que no se quieren cuidar, los que no respetan las normas, los que no aceptan el barbijo y el distanciamiento, son los vecinos de los barrios populares y de las villas, los que salen porque necesitan ganarse el mango, buscar una changa, bancar una olla popular, acompañar a los viejitos. Por eso estaba bien militarizar las barriadas, aplaudían la presencia del ejército y de sus armas de asalto en las villas, elogiaban la intimidación y la amenaza de prepotear a los vecinos.

Ayer, los mismos comunicadores, de frente a la multitud de vecinos “bien” de Palermo y Parque Centenario que salieron a correr en la Ciudad con mayor número de contagios del país, sacaron a relucir el aparato justificador y comprensivo: “es que viven encerrados en departamentos”, “es que es necesario ejercitarse”, “hay que entender que no se puede vivir encerrados” y tantas otras excusas. Lo que fue la mayor aglomeración desde que se inició la cuarentena, en los peores días en cuanto al índice de contagiados y muertos, en pleno pico de la pandemia en la Ciudad de Buenos Aires, los vecinos que salieron a hacer “running” recibieron la mirada comprensiva de los mismos comunicadores que señalaban con el dedo a los vecinos de las villas y las barriadas como los grandes irresponsables de iniciar una ola de contagios.

Cuando se menciona que la distancia de clases también se agudiza en tiempos de pandemia, nos referimos a estos ejemplos. Los privilegiados, los que comen todos los días, los que salen a ejercitarse y tienen la panza llena, también gozan de la mirada amigable de los comunicadores. Ahora, si la tenés que salir a bancar, buscar una changa, subirte a un bondi o un tren para trabajar, o atreverte a la osadía de jugar un picado en el potrero, sos un irresponsable y merecés que te manden el ejército para que no puedas salir de tu casa.

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