Hoy en Puente La Noria, apareció Sergio Berni quejándose de la imprevisión en los controles impuestos por el gobierno al que él pertenece.
Ahora, si las cámaras están en Puente La Noria, ahí aparece Sergio Berni. Llega y camina… ¿hacia dónde? Hacia las cámaras y los micrófonos de la prensa. ¿Qué dijo?: “Los controles son para facilitarle la vida a la gente”, “nosotros tenemos que controlar, no torturar a la gente” y denunció que el jefe del operativo “estaba durmiendo en el móvil policial”, siempre aportando frases tribuneras para el consumo en redes y medios, mientras protesta por la desorganización, como si su trabajo no fuera el de Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y llegara al puente como un vecino para quejarse de la improvisación y la falta de previsión: “¿Frederic pretendía que le lleven medialunas al despacho para ver cómo arreglamos un retén?”, se preguntó irónicamente en una radio, direccionando el ataque a la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic.
Es extraño, pero sugestivamente nunca lo vas a ver a Berni persiguiendo a un gran evasor que guarda sus ganancias en paraísos fiscales ni a un fugador de divisas, tampoco lo van a grabar mientras mete preso a un patrón que despide trabajadores y no les paga salarios adeudados o no deposita las cargas sociales. Ahí nunca aparece Berni. Pero si hay cámaras de televisión y una chance de incentivar la interna con las autoridades de la Nación, ahí va a emerger como un justiciero quejoso y verborrágico el ministro favorito de la derecha local.
Todavía hay quienes no advierten la maniobra y aplauden sus cotidianas apariciones televisivas: Berni está en campaña a puro impacto, y desde hace rato. Y la derecha lo aplaude.
