“Escribir es trabajar por algo que te moviliza”

Ramiro Cachile es un escritor de La Plata. Nació en los márgenes de la ciudad, en el barrio de Ringuelet. Creció saltando zanjas y colándose en las casas de los vecinos a buscar la pelota de fútbol. Más tarde, llegó la civilización -y el fin de los pies descalzos y los picados en la calle- con los hipermercados y el asfalto, los bondis y la nueva parroquia. Es autor de dos novelas en proceso de corrección, una tercera en camino y una obra de poemas que le gustaría publicar. 
Trabaja de administrativo en una empresa de telecomunicaciones, y le representa la contradicción en la que vive constantemente: su verdadero oficio es escribir y leer. Usa  las redes sociales para compartir sus textos y tiene un blog donde sube algunos relatos (cincotintas.blogspot.com). Recientemente participó del ciclo de entrevistas Redistribución de la palabra y conversó junto a Natalia Carrizo sobre su relación con la literatura.

¿Cómo fue esta llegada de la pandemia y encontrarte con la posibilidad de tener tiempo para escribir? 
La pandemia, más allá de todo lo malo, me dio esa oportunidad de encontrarme con la escritura. En realidad, empezar a definirme. Hace un año que escribo con una intención más clara, descubrí el oficio. 

La escritura es trabajo y conlleva un montón del cuerpo, de tiempo y dedicación ¿Cómo lo fuiste viviendo? ¿A modo de hobby o el doble turno de la vida?
En realidad le incorporé el gusto al oficio. Es trabajar por algo que me moviliza y es estimulante. No es nada fácil, pero me gusta decirle oficio porque cuando tengo pocas ganas o estoy cansado, ahí es oficio. Me levanto y tengo que escribir porque esto es lo que me gusta y me interesa. Hay muchas formas de dedicarse a la escritura. Se puede hacer como catarsis, porque querés publicar un bestseller, o escribir porque te querés levantar a la persona que te gusta. Hay gente que se acerca a la escritura de cualquier manera. La mejor manera de respetar esa intención de escribir es el oficio. No creo que tenga algo distinto de cualquier otro trabajo.
Y escribo porque puedo. Hubo momentos en los que no pude descubrir esta faceta mía porque estaba preocupado por conseguir un trabajo, pagar las cuentas. Entonces hoy lo hago porque tengo la posibilidad, porque mis viejos me pudieron dar libros para leer y porque hoy me puedo comprar una computadora para escribir. 

En este último año encontraste tu búsqueda ¿Cuál es esa búsqueda artística en este momento?
Pienso en si hay un comienzo en mi camino con la escritura y no lo sé. Ayer hablaba con unas amigas y me recordaban que en la escuela les escribía pequeños textos a cambio de plata para ir al kiosco. Entonces les escribía en papelitos y ellas me pagaban. Nunca había pensado que eso podría estar relacionado con lo que quería hacer. Pero creo que siempre lo hice por intuición. Escribía, tenía un blog que no le pasaba a nadie. Pero llegó esta sensación de estar siempre ligado a esto. Con el tiempo pude enlazarme con la escritura. Pude leer mucho más. Pude darme cuenta que eso era lo que me gustaba. Hoy necesito todos los días leer algo. Tener un libro en la mochila para leer en esos espacios libres. Y necesito escribir todos los días, una necesidad desde el cuerpo y también porque es lo que me gusta. La búsqueda es para demostrar que hay un yo poético y cosas para contar desde mi lugar que soy un laburante normal.

Hablás mucho de la lectura. Esto de no solo ser escritor, sino que también lector de oficio.
Obvio. Para mí, si querés escribir primero tenés que leer. Por supuesto que habrá escritores que escriben sin leer, no sé qué truco tienen. Pero yo estoy ligado desde la lectura, después viene la escritura y luego la corrección que es tan importante como la escritura. Ese volver sobre los textos de uno, dejarlos que maduren y volver para corregirlo o para pelearse.
Hay que leer en donde sea, es un escape zarpado. El otro día hablaba esto de que para mí escribir poemas es como entrar en un loop, que me saca de la cotidianeidad, esto de tener que ser productivo.  

¿Cómo sos como lector? ¿Tenés un género que te guste más, marcás los libros?
Para mi los libros no se tocan. No los marco. Solo he marcado los libros que hablan sobre ser escritor. Leí el de Stephen King, Abelardo Castillo y Hebe Uhart. Eso sí. Después no marco nada. Leo mucho narrativa, sobre todo novela. Me gusta la novela realista. Estoy tratando de indagar en novelas de suspenso, misterio porque tiene que ver con la tercera novela que estoy escribiendo. Pero la novela realista me produce un sismo, las que se relacionan con la experiencia. Uno siempre busca en el libro identificarse, sacar algo donde uno se halle. También leo poesía y un poco de cuentos. Me gusta leer cuentos, pero no escribirlos. Estoy más volcado a la novela porque en el cuento encuentro un límite, y supongo que es un sesgo personal. Mi gran defecto es la ansiedad. Soy un escritor ansioso. La novela me saca de ese lugar ansioso, por eso me gusta escribir novelas. Apunto a ser novelista aunque las etiquetas son complicadas. El cuento tiene una complejidad que todavía no descubro. 

¿Cómo te llevás con la idea de producir y tener ese contenido guardado? Y tenés un torrente de historias para contar
Mucho surge cuando me siento a escribir. Creo mucho en la capacidad y el entrenamiento de la observación. El truco está en la observación. Uno va captando imágenes y después se da cuenta que puede ser un disparador. Pero por ahora no convivo con esa ansiedad de publicar. Me gusta ir paso a paso. Creo que esto requiere paciencia, ser terco y mucho aprendizaje. Me encantaría publicar, algún material creo que puede estar listo para ser publicado y lo tendré que soltar. Pero ahora no estoy ansioso, creo que puedo hacer un poco más con lo que tengo. Tengo un montón escrito, es verdad.
Ahora con las redes me doy cuenta que hay personas que les gusta lo que escribo. Eso también es combustible. Uno siempre escribe para un otro, después hay un lector ideal, un ego que llevamos los escritores. Pero yo por lo menos escribo para un otro, es mi génesis. 

Un poema de Ramiro Cachile 
Está bien
de acuerdo
tengamos hijos dejemos que
anden descalzos que
corran por toda la casa que
se metan en nuestra cama que
no nos dejen hacer el amor que
descubran los porros y los preservativos que
tengamos que mentirles que
trepen por la heladera que
se duerman frente al televisor que
nunca sospechen que
este es un mundo de abogados que
mamá anda con los pies doloridos
y un poco de migraña que
papá tiene un amante del trabajo
y prefiere dormir en el sofá.

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