Cada 1 de diciembre se conmemora el “Día del Ama de Casa” como una jornada que homenajea a aquellas personas que realizan las labores diarias del hogar. En los últimos años nació un nuevo concepto que viene a poner en disputa las apreciaciones sobre esta tarea y es el “trabajo del cuidado”, que es “el que refiere a las actividades que permiten a las personas alimentarse, educarse, estar sanas y vivir en un hábitat propicio”, según explica la economista Corina Rodriguez Enriquez en su texto “Economía del cuidado, equidad de género y nuevo orden económico internacional”. “Eso que llaman amor es trabajo no pago”, dijo la filósofa y escritora feminista Silvia Federici. ¿Qué hay de cierto en esta frase?
El trabajo doméstico y de cuidados no remunerados ocupa el 15.9% del PBI, según la medición que realizó este año el Ministerio de Economía. Este valor está alineado con estudios de otros países de América Latina, que varían entre un 15% y un 24%. Una de las razones es su valor fundamental para la reproducción de la fuerza del trabajo, según el escrito de Enriquez.
Es importante aclarar que se habla en femenino ya que la distribución de las tareas del hogar son desiguales y en la mayoría de los casos son las mujeres las que realizan estas tareas. Según el informe “Las Brechas de Género en la Argentina. Estado de situación y desafíos” -realizada en 2013-, las mujeres realizan más del 75% de las tareas domésticas no remuneradas. El 88,9% de las mujeres participan de estas tareas y les dedican en promedio 6,4 horas diarias. Mientras tanto, sólo el 57,9% de los varones participa en estos trabajos, a los que les dedican un promedio de 3,4 horas diarias.
La feminización del cuidado
Iris Pezzarini, directora de Articulación de Políticas de Cuidado del Ministerio de Mujeres Género y Diversidad de la Nación, en diálogo con Sudestada expresó: “La familiarización e invisibilización de los cuidados significa la feminización de la responsabilidad de cuidar. También existe cierta romantización de los cuidados que debemos deconstruir si queremos realmente barajar y dar de nuevo para redistribuir estas tareas”.
Por otro lado, el trabajo de cuidado no solo es desigual en cuestión de género sino que también es atravesado por cuestiones de clase y racismo. Según el informe “Hablemos de Cuidado”, realizado por Mesa Interministerial De Políticas De Cuidado, las dinámicas de organización del cuidado no afectan a todos los estratos sociales por igual. En Argentina mientras que las mujeres más pobres dedican ocho horas diarias al trabajo de cuidado no remunerado, las mujeres de clases más altas dedican sólo tres.
Además, el análisis indica que, en cuanto al trabajo doméstico remunerado, existen “cadenas migratorias de cuidados” que se hacen visibles cuando estas tareas suelen estar tercerizadas sobre las mujeres migrantes que se trasladan a los países centrales. Esta misma dinámica se repite dentro de la Argentina con la migración externa e interna de mujeres provenientes de comunidades rurales, indígenas o países limítrofes hacia los centros urbanos.
Trabajo de cuidado: responsabilidad del Estado
Iris Pezzarini explicó que el sector de trabajadoras de casas particulares es uno de los grupos que recibe los peores salarios y una carente regulación. En principio porque son servicios subestimados, subvalorados y no jerarquizados”. Según la Unión de Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP) hay 1.350.000 trabajadoras de casas particulares, es decir un 17% del total de las asalariadas de la Argentina. Un 76,8% de las trabajadoras de casas particulares no están registradas.
“Por eso es tan importante formalizar a las trabajadoras de casas particulares para garantizar un acceso justo a salud, protección social, convenios para acordar salarios y descansos. En el cual debe incidir fuertemente el estado, pero también los sindicatos, el mercado y la comunidad con sus organizaciones y hogares”, aclaró Pezzarini. Por esta razón, el Ministerio de Mujeres está trabajando con AFIP, el Ministerio de Trabajo, SACRA y UPACP sobre este objetivo.
Para lograrlo se está planificando una Ley que crearía un Sistema Nacional de Cuidados. “El objetivo es que sea un instrumento concreto que provoque el cambio estructural que necesitamos para ir hacia la igualdad en los cuidados. Esa redacción deberá reflejar las demandas y aportes específicos de diferentes sectores que inciden en la organización social de los cuidados en nuestro país”, agregó la directora de Articulación de Políticas de Cuidado y afirmó que se necesita un cambio de paradigma profundo y que para ello es necesario crear nuevas obligaciones de largo plazo para el Estado Nacional, incluir nuevos derechos y principios, coordinar mundos que muchas veces se presentan fragmentados y transformar un asunto que por tanto tiempo fue considerado privado, familiar y femenino como un asunto público, social y de todos los géneros.