33 años de lucha contra el Sida

Hace 33 años, cada 1 de diciembre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Sida. 33 años de lucha contra el estigma y la discriminación, más de 35 años de espera de una cura. ¿Cuánta información aún se desconoce sobre el tema?

Por: Sofia Steinbeisser

En julio de este año, se publicó un nuevo informe de la ONUSIDA, el cual reveló que los objetivos para ir hacia el fin de la epidemia de VIH en 2020 no se cumplieron. Las cifras superan lo esperado, con 3,5 millones más de infecciones y 820.000 más muertes relacionadas con el sida desde 2015. Según Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, “Se requiere de una acción decisiva todos los días en la próxima década para que el mundo vuelva a su camino para poner fin a la epidemia de sida para 2030. El estigma, la discriminación y las desigualdades generalizadas son barreras importantes para poner fin al sida. Los países necesitan orientarse por la evidencia y cumplir con sus responsabilidades con los derechos humanos”. A más de 35 años de la llegada del VIH, el reclamo por el acceso a la información para contrarrestar estigmas y prejuicios sigue vigente. 

Lucas Fauno es periodista e integrante de la asociación Ciclo Positivo, que reúne a varios activistas por el derecho a la información y el acceso a la salud y educación de calidad, Fue diagnosticado VIH positivo hace ya 12 años. “En ese momento yo no tenía idea de nada. ¿Qué sabía? Lo que sabemos básicamente es la información que repetimos casi como un mantra, como un cantito. Tuve que aprender mucho, significó descubrir que había todo un universo de estigma, de prejuicio y de silencio”, cuenta en diálogo con Sudestada.

 “¿Cómo podía ser que me sintiera tan solo habiendo tanta gente con VIH? ¿Cómo podía ser que no conocía a nadie viviendo con VIH? ¿Cuántas personas positivas conocés vos en este momento? Si tu respuesta es una o nadie ¿Cuántas personas positivas debemos estar abandonando en este momento?”, se preguntaba Fauno en su segunda charla TEDX llamada “Quiero que todas y todos vivan con VIH”.  Cansado de la invisibilidad y del silencio, comenzó a realizar acciones. En medio de la peatonal Florida en Buenos Aires, llevó a su grupo de amigos y les puso remeras que decían “Tengo VIH”, mientras sostenían carteles que decían “Besos y abrazos gratis”. Algunas personas se acercaban a recibir besos, otras no, hubo quienes contaban sus experiencias, gente que se reía, y también personas que iban en busca de un abrazo, pero al leer las remeras se iban. “Esa tarde todos mis amigues tenían VIH, no literalmente, yo los invité a ver un poquito más el mundo a través de mis ojos”, recuerda.

El informe de la ONUSIDA detalla que si bien se han salvado millones de vidas y millones de nuevas infecciones por el VIH fueron prevenidas con la ampliación de la terapia antirretroviral, 690 mil personas murieron de enfermedades relacionadas con el sida el año pasado y 12,6 millones de los 38 millones de personas que viven con el VIH en el mundo no tuvieron acceso al tratamiento necesario para salvar sus vidas. Según datos del Ministerio de Salud, en Argentina viven 136 mil personas con VIH, un 17 por ciento no lo sabe y un 30 por ciento se diagnostica en un estadío avanzado de la infección. En promedio, se notifican 4.800 casos de VIH por año y más de un 98 por ciento de las infecciones se producen por relaciones sexuales sin protección. 

Toda la información

Hace 18 años Mariana Iacono, referente de la Comunidad Argentina de Mujeres con VIH adquirió VIH. A sus 19 años se vio envuelta en una situación de violencia de género, donde su novio, quien era consciente de que tenía el virus, la obligó a tener relaciones sexuales sin usar preservativo. Fueron muchos los cambios que tuvo que enfrentar luego de su diagnóstico, desde entender que iba a tener que tomar medicación por el resto de su vida hasta que aparezca una cura, el aprender a manejarlo a la hora de tener relaciones sexuales y decidir si decirlo o no, y también lidiar con el estigma y la discriminación. “La lucha contra el sida es la respuesta al VIH, y los cambios que se deben dar urgente en la sociedad tienen que ver con que la gente tenga toda la información, primero para no ejercer estigma y discriminación a las personas que tenemos VIH, y segundo para poder también decidir usar preservativos y no infectarse”, asegura a Sudestada

Tanto para Fauno como para Iacono, la circulación de la información es clave a la hora de impedir el aumento de los casos de VIH, así como también para acompañar a las mujeres que están en situaciones de violencia y no pueden negociar el uso de preservativo. “Urge que haya más información, que se visibilicen temas como por ejemplo indetectable igual intransmisible, que significa que una persona VIH positiva con su carga viral indetectable, si mantiene su condición por 6 meses o más, en una relación sexual no transmite el virus. Datos como este son muy importantes y no hay campañas que lo difundan”, recalca el activista de Ciclo Positivo. “Para eso siempre necesitamos políticas públicas efectivas y que las personas también busquen información, pero nunca es responsabilidad solo individual sino también del Estado”, comenta Mariana. Frente a esto, es importante recordar que el año pasado el proyecto que plantea actualizar la Ley Nacional de Sida 23.798 volvió a perder estado parlamentario. Este había sido por primera vez presentado hace ya cinco años, consiguiendo solamente el despacho de la Comisión de Salud.  

“Hace años nos vienen negando, desde la gestión anterior especialmente, un nuevo proyecto de Ley sobre VIH. Nos estamos manejando con legislación del año 1990, imaginate las diferencias que puede haber entre vivir con VIH hace treinta años y hoy. Por eso nos urge una nueva ley”, asegura Lucas Fauno. Para él, las personas que minimizan la situación epidemiológica del VIH deberían cuestionarse muchos de sus hábitos naturalizados. “Me gustaría que se pregunten cuál es nuestra realidad, qué medicaciones estamos tomando y qué efectos secundarios nos genera, qué pasa con nuestros derechos, con nuestro acceso al trabajo y por qué diputados como Lipovetsky y Laspina han permitido que esos proyectos pierdan estado parlamentario”, concluye.

Anterior

¿Alguien quiere pensar en el teatro independiente?

Próxima

Eso que llaman amor