Florencia Guimaraes: “La lucha por la identidad travesti y transexual es contra todo tipo de opresiones patriarcales y capitalistas”

Activista travesti, compañera de Lohana Berkins, coordinadora de la casa que lleva su nombre y el de Diana Sacayán en La Matanza. Florencia Guimaraes García dialogó con Revista Sudestada en el aniversario de la muerte de “la comandanta de las mariposas”. En esta nota, los recuerdos de tantas luchas en las calles, las conquistas que faltan y el abolicionismo como identidad.

Por Solana Camaño

“La Berkins”. La comandante de las mariposas. La maestra del mundo entero. Así la recordó, entrevistada por Sudestada, Florencia Guimaraes García, referente trava que hoy abraza su memoria. “Se la extraña en las luchas, en las calles, dentro de nuestros espacios y en esta nueva ‘ola feminista’ en la que ella tuvo mucho que ver en todo lo que ha sucedido. Se la extraña terriblemente en cada momento de militancia, en cada marcha donde aparecía con su megáfono a los gritos, agitando a pura furia trava. Realmente es una compañera muy necesaria, tanto ella como Diana Sacayán, como nuestra querida Maite Amaya y muchas otras más. Siempre es bueno traerla a quienes no la conocieron para que sepan quién era”, dijo en el aniversario de su muerte.

Una de las imágenes con la que le gusta recordarla es marchando con todos sus pañuelos, incluso el del aborto, cuando no era un símbolo que proliferara en los medios. “Mas allá de haber sido amiga, es una referente política y no solamente para quienes estamos en este territorio sino para todo el mundo. Estamos hablando de una compañera que vino a revolucionarlo todo, que fue impulsora de la Ley de Identidad de Género, que vino a romper con los conceptos académicos, que vino a luchar por el abolicionismo del sistema prostituyente, que luchó incansablemente dentro de la Campaña por el Derecho al Aborto Seguro Legal y Gratuito, que generó la primera cooperativa para personas travestis y trans de Latinoamérica. Yo la recuerdo así, hasta el último día, hasta su último aliento en las luchas”, ilustró.

Pero la integrante de Furia Trava también la extraña en otros momentos de intimidad, en las grandes comilonas, cumpleaños y fiestas que disfrutaban juntas. “La identidad no es solo el relato lacrimógeno testimonial de nuestro sufrimiento”, había manifestado Lohana en una de las últimas entrevistas que dio antes de morirse. Florencia lo comparte: “Hay que romper con estos discursos, no quedarnos solamente con el relato triste y con testimonios que, si bien son muy importantes porque tienen que ver con visibilizar lo que atravesamos, nos termina convirtiendo en sujetas pasivas. Quedarnos en ese lugar nos termina encerrando y no podemos romper toda esa violencia estructural”. Para ella, es importante pasar de ser “víctima del sistema o de todo tipo de opresiones, a poder ir transformándote, a ser una sujeta de derechos, a luchar por todo lo que es cercenado”.

Un pilar fundamental en ese proceso, explicó, tiene que ver con la reivindicación de la identidad travesti, que “sigue siendo estigmatizada y motivo de burla”. “Cuando yo me presento y digo que soy una travesti, enseguida lo asocian a lo masculino, o a un hombre vestido de mujer, connotaciones siempre tan discriminatorias. Lohana supo darle otro sentido a esta palabra, como hicieron los negros y las negras ante este insulto ‘¡negros de mierda!’. Las travas hicimos lo mismo. Lohana dijo: ‘Sí, ¿sabes qué? Soy una travesti, a todo esto que para vos tiene una connotación negativa, yo lo transformo, soy una sujeta de derecho, una luchadora”, señaló.

Florencia enfatizó en que no pueden escindirse las múltiples batallas que encarnó Lohana. “Era una travesti comunista pero al mismo tiempo cristiana, una compañera abolicionista. No sólo su identidad era ser travesti, como la de ninguna de nosotras, y cualquier persona. La identidad también tiene que ver con un posicionamiento político, con el territorio en el que habitamos, con lo que vamos construyendo día a día. Para ella era muy importante romper con todo esto. Se paraba y decía bien claro: ‘Yo soy Lohana Berkins, travesti, comunista, salteña, gorda, puta, negra’. Todo lo que para la sociedad es lo anormal, lo que hay que descartar, ella siempre lo ha tomado como una bandera de reivindicación”.

Asimismo, destacó que múltiples sectores de los feminismos tratan de desdibujar su posicionamiento abolicionista. “La lucha por la identidad travesti y transexual es contra todo tipo de opresiones patriarcales y capitalistas. No podemos dejar de lado una de las instituciones pilares del sistema patriarcal es el sistema prostituyente. Esa era una de sus banderas de lucha porque ella misma había atravesado la situación de prostitución y tuvo que enterrar a todas sus amigas y compañeras, porque siendo una niña terminó en una esquina. A sus compañeras, que pudimos estar sus últimos días con ella en el hospital, nos dijo que quería que fuese explícito que su causa de muerte tenía que ver con enfermedades específicas relacionadas a la prostitución. Hasta el último día de su vida luchó contra el sistema prostituyente”.

El abolicionismo como identidad

La coordinadora de la Casa de Lohana y Diana se explayó sobre este debate histórico en los feminismos: “No es lo mismo una compañera que está en camino de cintura en Ruta 21, en Plaza Once o en cualquier otro lugar en situación de prostitución, que aquellas que dicen representar a un pseudo sindicato y están sentadas en una oficina, calentitas, espléndidas, viajando por el mundo, conociendo París, sacándose fotos en el Vaticano, para conseguir financiamientos internacionales, para seguir apostando a esta fábrica de putas. Primero hay que empezar a separar esas cosas, porque nosotras también tenemos diálogos y acuerdos con compañeras que se definen con esta categoría con la que no acordamos, que es trabajo sexual. Incluso, articulamos acciones concretas, porque no solamente nos encuentra juntas en una esquina, sino también en un calabozo, la violencia institucional y un montón de cuestiones que nos unen. Pero no es lo mismo quienes representan a este sistema que las compañeras que están en esa situación”.

El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación publicó el viernes 5 de junio el Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular que incluía el término “trabajo sexual” como una modalidad laboral. Sin embargo, a las pocas horas eliminó esa categoría. Sobre este punto, Florencia opinó: “Nos parece de total gravedad, primero por parte de este Estado proxeneta, pero sobre todo de un Estado que está discriminando y que por detrás de la puerta te mandan una categoría dentro de la economía popular sin consenso de las organizaciones sociales que militamos en los territorios ni de las voces de las protagonistas que están en una esquina. Hay muchas compañeras que están en situación de prostitución y son abolicionistas. Entonces, tipificar a todas bajo el mismo término es un mecanismo discriminatorio y peligroso porque no se escucharon las campanas de las sobrevivientes, de las que están en situación de prostitución, de las madres víctimas de trata y de un montón de organizaciones”.

“Por eso es bastante peligroso, porque detrás las voceras del sistema prostituyente o del lobby del trabajo sexual están los machos, los varones, los poderosos. Ni siquiera son ellas, sino los grandes sindicalistas, políticos, jueces y toda la connivencia que hay entre los grandes poderes. Es un tema mucho más profundo para abordar, no es tan banal hablar de estos discursos de derechos laborales”, añadió.

Florencia sostuvo que, desde una concepción marxista, la prostitución no puede ser nunca un trabajo. “¿Derechos para quiénes? Porque si vos analizás los proyectos que hubo de reglamentación, de derechos no hay ninguno, son todas obligaciones; a pagar un monotributo, con todos mis datos y una foto carnet que diga que soy trabajadora sexual. ¿Por qué no le pedimos a los varones prostituyentes? Son muchísimos, de todos los estratos sociales. Que el Estado también tenga su fotito que diga ‘putero profesional’. Que le llegue a sus casa el carnet donde diga que es un consumidor de prostitución. Somos siempre nosotras las que tenemos que estar poniendo el cuerpo, seguir siendo registradas. Con respecto a las libretas sanitarias, ¿por qué somos nosotras las que tenemos que ir a un médico cada dos o tres meses para hacernos hisopados vaginales, anales, para saber si tenemos infecciones de transmisión sexual?”.

Luego, definió a la prostitución como una forma de la violencia de género: “Es muy lindo el otro relato, el de que ‘soy puta feminista, con mi cuerpo decido’. La verdad que el que decide es el que tiene el billete, el que te prostituye, porque cuando vos estás en una esquina o en un prostíbulo, como dice el dicho, ‘el cliente siempre tiene la razón'”. A su vez, hizo hincapié en los factores socio-económicos relevantes para dar estas discusiones: “Hay compañeras que pueden decir que ellas lo eligen, ¿no? Pero ese grupo no puede tomar una decisión por las cientos de miles de otras que no tienen posibilidad de absolutamente nada. Cuando sos arrojada es porque tu vida está atravesada por la pobreza estructural, por la miseria, por las violencias y un montón de cuestiones que hacen que llegues a esa esquina. Antes de hablar del derecho a ser prostituida, queremos tener el derecho a no serlo”.

El 90 por ciento de la comunidad travesti-trans está en situación de prostitución. “¿A qué edad nos jubilamos las travas si tenemos una expectativa de vida de 35 años”, apuntó Florencia y agregó: “Una encuesta reveló que el 76 por ciento de las travestis y trans entramos al sistema prostituyente entre los 11 y 18 años de edad, siendo niñas y adolescentes. ¿Qué queda para nosotras? No podemos permitir que los varones sigan haciendo de nuestros cuerpos y territorios lo que se les de la gana, explotarnos, abusarnos, todo por un intercambio monetario. Las abolicionistas queremos una sexualidad libre y placentera”.

Crédito: Matanza Viva- Revista Sudestada

Hacia el final de la entrevista, la referente trava leyó una carta en homenaje a su compañera: “Lohana sabía en carne propia lo que vivíamos quienes fuimos arrojadas al sistema prostituyente; sabía de encarcelamiento, de siliconas, de palizas y de enfermedades. Todo eso aún vivía en su propio cuerpo, habitaba siempre en sus pensamiento y es por eso que luchaba y soñaba con otro destino para sus amigas y hermanas travas del mundo”.

“Tu cuerpo no aguantó más, era la hora de reunirte con Diana, con Maite, con Katia, con Valeria, con Nadia. Te fuiste físicamente un carnaval del 2016, vos que habías sido tantas noches la reina del carnaval. Dejaste en gran vacío en nuestras vidas, en la militancia, en el mundo de los gusanos capitalistas al que nos mostraste y enseñaste que debemos enfrentar con mucho coraje para ser, algún día, libres mariposas. ¡Como se te extraña, marica! Soñabas con ser maestra y lo fuiste. Tu aula fue el mundo entero y de vos aprendió la academia, los feminismos y cada persona que hoy te lee y te escucha. Tus luchas se multiplicaron en miles de otras, de otros, de otres”.

Foto de portada: Matanza Viva- Revista Sudestada

Anterior

Plasma: ¿cuál es el criterio?

Próxima

Lo que Darío sembró