Guevara: destellos de un revolucionario

Saluda al sol
y acata al monte.
José Martí.

Por Natalia Bericat

Guevara es una novela de Gabriel Rodríguez Molina publicada recientemente por Editorial Sudestada. Con un lenguaje poético, el autor se introduce en el territorio del monte, en Bolivia, donde el Che vive sus últimas horas. La muerte se vuelve la última frontera; el mito del hombre de la revolución nace como todo aquello que lo rodea. Renace con las pequeñas marcas que ha dejado la naturaleza en su piel. La carne se une al monte para ser niño, flor, pájaro o un pétalo detenido en la montaña. ¿Estoy muriendo? ¿O estoy naciendo? se pregunta la voz del texto.

El autor nos muestra al personaje desde una fisonomía fragmentada. El cuerpo de Guevara y el de la escritura se fusionan para mostrar los destellos de una biografía. La poesía enumera las partes desordenadas de su cuerpo, de su segunda piel con uniforme y fusil. Cada una relampaguea con un lenguaje robado de los sueños. Lo onírico y la vigilia se entremezclan como la vida y la muerte. Las palabras y los recursos poéticos se repiten en un estado de delirio. El texto lleva un ritmo trepidante que avanza hacia la muerte. Ya no sentiré el vértigo de estar en el monte, a la sombra, esperando la muerte, dice Guevara.

Un jadeo constante susurra en cada verso. Una cadencia de principio a fin que nos invita a respirar la agonía. Gabriel Rodríguez Molina reflexiona sobre su propia escritura: cuando el futuro se anula, y el presente es de fragilidad, no queda más que el pasado: esos retazos que se arman como una acumulación de fragmentos. Hay un pasado que vuelve para hacer luz en el presente. La infancia retorna para sentir por última vez los brazos de una madre. Esas imágenes intermitentes se completan con cada ilustración que aparece en el libro, con cada trazo de Repo Bandini en el lienzo de la selva.

Una vez Eduardo Galeano se preguntó ¿Por qué será que el Che tiene esta peligrosa costumbre de seguir naciendo? Leemos Guevara desde la pregunta, desde el interrogante que brota en la niebla. Recorremos la novela escuchando un susurro en la selva que nos advierte que la muerte es el engaño de los héroes y, en ocasiones, su eterno renacimiento.

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