Hablemos de autismo

Por Lic. Giselle Vetere

El 2 de abril fue elegido por la ONU como el Día Mundial de Concientización del Autismo (Resolución 62/139 de la Asamblea General ONU). Nuestro país adhirió a esta iniciativa mediante la ley 27053.  En Argentina el 2 de abril es un día con peso histórico, en el que se superpone el reconocimiento de nuestros excombatientes de Malvinas y la lucha por los derechos de las personas con autismo.
Ese día, en todo el mundo, los lugares emblemáticos se iluminan de azul, que es el color elegido para representar el autismo en alusión al mar, a veces calmo y otras revuelto.  Se ilumina con ese color para hacer un llamado global a favor de la inclusión, la tolerancia y el respeto de las personas con autismo.
El autismo es considerado una condición del neurodesarrollo cuyas principales características son las dificultades en la comunicación social y la presencia de comportamientos restringidos y repetitivos (Organización Mundial de la Salud, 2015). Las dificultades en la comunicación, las interacciones sociales con los pares, las conductas repetitivas, la rigidez cognitiva y las alteraciones en la sensopercepción, características de este tipo de condición, pueden afectar la participación en la comunidad.
A pesar de estar invisibilizada y de que poco se habla de la condición del espectro autista, según cifras de la Organización Mundial de la Salud 1 de cada 160 personas a nivel mundial estaría incluida en esta población (OMS, 2021).
Hablemos de autismo, expliquémosles a los más chicos que todos somos valiosos, hablemos de las diferencias con respeto y ayudemos a generar unión. Para la mayoría de las personas con autismo comprender situaciones cotidianas, hacer amigos, comprender los chistes, mantenerse en ambientes ruidosos o con luces brillantes y aromas fuertes, representan un esfuerzo y una dificultad enormes. Es frecuente que se sientan desbordados por estímulos que para las personas neurotípicas pueden pasar inadvertidos, y que busquen regularse con autoestimulaciones como por el aleteo. Podemos convivir sin juzgar si comprendemos que esos comportamientos son un intento de afrontar mejor los desafíos cotidianos, y que todos somos valiosos por el solo hecho de existir, si corremos los mandatos de la sociedad exitista, en el que el valor de la persona está dado por su valor en el mercado, y nos dejamos tocar por la diferencia, entonces quizás podamos crear un mundo en el que todos seamos parte.

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