Imagen: jopi
El día del amigue es para dedicarle palabras a quienes nos bancan la vida entera. A ese amigue de fierro, de oro, que siempre está ahí firme para poner la oreja, el cuerpo y darnos un abrazo. El 20 de julio es un día de fiesta para quienes creemos que la amistad es un lugar desde donde resistimos colectivamente. No estamos solxs cuando tenemos cerca a esa persona que nos saca una sonrisa hasta en el peor momento. Hoy queremos compartirles algunos textos de autores de nuestra Editorial para ponerle poesía y voz a ese vínculo que nos llena de amor.
Qué la amistad se conjuga
en el verbo de alunizar,
dicen.
¿Y por quién iría a la luna yo?
Por Lucía, por Candela,
por las kurdas, las diaguitas
y las muertas de ciudad Juárez,
por les estudiantes de Chile,
por las machis y las lamiens,
por las socorristas iría,
por la madre de Facundo,
por Lohana y Marlene,
por toditas las maricas,
por las ablacionadas de la India y Pakistán,
por las niñas casadas a la fuerza,
por les que hoy temen otra bomba en Gaza,
por les pibis que soportan pronombres que no,
por la mujer que me contó
que se animó a echarlo ayer,
por las abuelas de la plaza,
por cada una de las que hoy
no va volver a su casa
y por cada rostro y nombre
que he compartido y compartiré al buscar,
por las que están presas
en cárceles, en religiones,
en malos amores
o en el country del patrón,
por las que llenan las ollas en los barrios
y vacían la garganta en una marcha
a la luna iría
como verbo conjugado
de confraternidad
de dolor compartido
de mano tendida
de compromiso asumido
de amor repartido a tiempo
de una amistad
que se extiende
más allá de los límites
de la amistad.
Iría a la luna por vos
aunque no me lo pidas
y te bajaría en cada puño
alivio y justicia
para que sea real
eso de que más que la felicidad
vale la vida.
Que amistad sea el verbo conjugado de salvar.
……..
Las amigas son el fruto más noble en esta vida,
son la risa cuando había que llorar
y son el llanto cuando la alegría se excedió,
son trampolín si necesitas un trampolín
y son salvavidas cuando te olvidaste como nadar,
las amigas son tacitas de porcelana
que se rompen si no las sabemos sostener,
son las aromáticas hierbas que despejan nuestro pecho cuando más se cierra,
son la verdad que no queremos oír y son la mentira dicha para confirmar la piedad,
las amigas son nuestras primeras, poco reconocidas, super heroínas,
son siempre tan bellas, tan frágiles, tan incansables,
tan pequeñas, tan generosas,
sonríen tan lindo, cocinan o ceban mates,
construyen casas, suben y bajan de aviones,
paren hijes, crían hijes, nos dicen tías,
tienen ideas y anécdotas y recetas y penas
y no sabemos mucho porqué
así como aparecen, a veces, también se van.
Las amigas son también hermanas, hijas, madres, novias, son con otras personas, son otra sin nosotras.
Las amigas también sufren, duelan, se cierran, se quiebran, soportan, cambian, creen, se van, se enferman.
Las amigas tambien se mueren.
Quizás era obvio o quizas nunca es obvio
pero cuando la muerte pasa a ser parte de tu grupo de amistades,
no hay modo de sacarla así nomas,
no sirve creer que podemos tejer alianzas con ella
o que tenemos el equipaje listo para esas partidas,
no, no sirve,
cuando se muere una amiga se trastocan todos los planetas que rigen tus recuerdos y tus fortalezas
y asoman con la misma solidez,
las miserias culposas y las ganas de volver a abrazar.
Ha muerto una amiga,
al irse no ha hecho nada de ruido,
cuido a todes hasta de su propia muerte,
y de ese ruido atroz de llorarla lejanas y a la distancia,
ha nacido la idea de un jardín, dónde intentaremos, nuevamente,
esas flores, cultivar.
SI NO HAY AMIGAS, QUE NO HAYA NADA
Perdón Indio pero te desbarato la canción… Si algo me enseñó la vida es que mis amigas son el amor. Son las que están cuando llueve, las que me escuchan el silencio, las que rompen las fronteras de los duelos, las que saben de las penas, los deseos, los anhelos, los juguetes perdidos, las inocencias rotas, los cansancios rengos, las alas mojadas, la aspereza que frotan las sábanas planchadas en mi soledad.
Son la risa que rompe el viento, otra canción, otra historia, otro cuento. Son el tarot, el viaje y el banquete que me espera cuando vuelvo del infierno. Son la que encienden velas en la noche, las que apagan la luz cuando es hora de dormir. Son las que me dan una mano cuando no alcanzan dos y la solidaridad sorora cuando ya todo se cayó. Son las que dicen no es por ahí y jamás me cantan un Yo te avisé cuando les digo que me caí. Son la semilla sempiterna que brota para decirle al mundo que, si nos pinta, hoy es primavera.
Las pibas siempre van a estar, lo saben los graffitis, las remeras, lo sabe cualquiera que haya probado el sabor de la amistad, el grupete, la ronda, el aquelarre, el fogón y lo que arde.
El poliamor son mis amigas.
Les quiero al infinito y más allá!
Y más acá, por favor, más acá…
que siempre quiero tenerlas cerca
A LAS PIBAS
Amiga, ¿dónde te duele?
vení que te pongo glitter.
Extraño nuestros pies libres
y nuestros cuerpos sin heridas
en el borde de la pileta.
Amiga, te paso esta canción
después de lo que me contaste
¿no es hermoso eso que dice
sobre nacer de nuevo?
Amiga, tengamos nuestros nunca más
y empecemos ahora:
nunca más llamar amor
a lo que nos deja sin hambre
nunca más una mujer
llorando sola en un baño
nunca más ninguna regla
que no hayamos inventado nosotras
nunca más arrepentirnos
de vivir como escribimos.
Si tenemos una recaída
empezamos de nuevo.
Nosotras vimos al viento
convertirse en tormenta
nosotras vimos lo verde
florecer sobre lo árido.
Amiga, sacale una foto a mi risa de ahora
y mandamela cuando vuelva el drama
recordame que estoy acá
para sentirlo todo.
Amiga, tomemos mates
en un montón de playas
seamos la esquina del grito
de la media sanción
quememos obligaciones, sufrimientos y flores
tengamos nuestro vino
hagamos una estampita
con nuestros nombres
y rescatemos al amor
de los instantes de peligro.
POEMA 40 DE ESQUELAS
Tu amistad es la victoria
en esta guerra
contra mis fantasmas.
Rotas todas
Animales del dolor,
las nombraré en forma de colores.
Que son parte de mí,
que estamos obligadas a responder por la otra,
que realizamos pactos sin saberlo.
Un clan,
una promesa de tribu,
un agrupamiento de esos que merman
como respuesta de escupitajo ante la soledad.
Con ellas se da eso del cariño,
desayunos de horas tiradas en una cama
de almohadones extendidos
fumando,
comiendo,
dejando migas y peleando por quién las va a limpiar. El tiempo se va desvirtuando,
el transcurso del día a la noche se respira cambiando inocentemente la percepción.
Algo se quiebra para dejar de ser predestinado.
La complicidad, la escucha,
los arrebatos de sentimientos
que estallan a los gritos
zafando de heridas que son marcas
con sus historias pertinentes
(saber la existencia de una herida ajena
nos hace a todas un poquito más sensibles).
Masticando el dolor
una lo digiere,
lo drena de su interior,
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ya no es de una.
Sin querer, pasa a ser de todas.
Sabían que al conocerse tendrían
un contrato de convivencia,
una especie de alianza para protegerse
de sus distintas huidas,
de esos exilios que eran de alguna forma el castigo de besar la deformidad,
de haber abrazado una estética hambrienta
de indefinición,
de llevar ademanes contrarios a lo que dicta la biología. Eso, en definitiva, las unía:
el dolor vengativo
de no querer volver a esa vida miserable
que proponía la normalidad.
Era indispensable contar la una con la otra.
Puedo nombrar los barrios,
los pueblos,
los conurbanos,
las esquinas,
las plazas,
los clubes vacíos de nuestra presencia afeminada. Siempre fuimos disforia para sus ojos.
Nos salió la pose,
el gesto,
el ademán de traicionar con nuestra presencia
sus ojos embarrados.
Hay plástico en su mirada.
Los rayos han matado su creatividad y
la voluntad al cuestionar esto que es vivir.
………………
Las gatas me salvan de no caer
Casa Capullo, Villa Tesei
Menguando en este pedazo de queso perforado, buscaba claridad en el espejo retrovisor.
La huerta se ve rodeando tus ojos,
penetrando el temor débil que me cuelga del bretel. Ves que tengo este pecho macumbeado.
Mi éxito es el de alguien que alcanza metas estériles. Últimamente las miserias me unen
a otras palomas de la plaza.
Veo los autos pasando por detrás.
Todo es un auxilio rasposo.
Lo único que alivia es ese canto
en los colores tornasolados del otoño,
un otoño con manos austeras que amasan, dejando leudar un invierno acolchado
de frazadas cuadrillé en el entrepiso flotante donde dejo que duerman a mi lado. ¡Fortaleza!,
escribo con mi boca.
Esta vez no es canción, ni pleito.
No estoy sola.
Las gatas me esperan sentadas
en la alfombra al costado de la pantalla de gas. Todas arrastran
un bad trip entre sus garras.
Ellas maúllan.
Debemos irnos a no sé donde,
abandonar el techo que nos acaricia
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hace unos años consecutivos. Ellas temen porque quizá
ya no vivamos de nuevo juntas y nos perdamos la cercanía que nos hace fuertes;
ser la mentira piadosa
ese amuleto que cada una cuida
para salvaguardarse.
Las canciones ya no tienen efecto,
el trovador no puede ocultar:
somos un invento con hilo de marioneta triste. La biología,
sus falacias,
tu mirada firme contra nosotras.
Tengo gusto agrio en mi lengua,
la furia entre prendas cutres,
dormir con la ilusión del frío en mi espalda. Las gatas me llevan lejos,
me recuerdan que estamos menguando,
que llore con calma,
que reflexione,
que respire profundo,
que es momento de lo nuevo.
Estamos listas.
LO INDISPENSABLE DE TENERNOS
Mis amigos me han enseñado
que existen formas innombrables
que el adoctrinamiento insistente de la vida puede fracasar
que la disciplina viril ha sido una marca a fuego lento en mi piel.
Ellos me dejan, pude acariciar sus cicatrices que marcan el pasado,
yo también les permití,
dejé que besaran mis pezones crecientes
con el dolor de la noche.
De la mano mi amigo y yo
imaginamos de algún modo como sería alejarnos
de las exigencias de un cuerpo a simple vista normal.
Ellos, como si fueran flores carnívoras,
se van volviendo peludos por partes,
con granos en su cara repleta de testo
sus brazos se ven fornidos,
hay músculos erupcionando en terreno desconocido
su piel cambia, la forma de la mirada también.
No es que lo diga yo,
es que con mi amigo nos compartimos
las metamorfosis que atraviesa cada unx
en el momento de rascar lo añejo.
Nos une la traición,
a quienes nos dieron la vida con la arbitrariedad de nombrarnos,
ahora llevamos nombres muertos.
La Venganza por mano propia
a todo su esfuerzo por enderezar este árbol con tronco torcido
nadar sobre cadáveres repletos de expectativas.
Nos hemos consultado como es entrar al baño público
dimos estrategias para zafar del peligro
yo dejo que me agarren de la cintura porque me siento re minita
y algo de esa posesión en juego, nos gusta.
Mi amigo ha puteado en voz alta
cuando ve un tipo que corre en cuero con su impunidad de tipo.
En ese mismo momento
caigo del binder,
el calor,
estar en cuero,
mi tanga sujetando testículos,
nuestros cuerpos en el calor del barrio están aprisionados.
Mis amigos sin saberlo reparan la ausencia de complicidad
es difícil crecer en la expulsión;
han intentado perforar herraduras de caballos
que deforestan la pradera.
Recuerdo una infancia hostil
bajo una fortaleza blanda polvo rosada
yo quedaba en un costado aburrida
mirando a los wachos de mi edad
que corrían sin sentido en la canchita
(mirándose entre sí sus nalgas deportivas
para tocarse en la sombra mientras los adultos
cierran los ojos a la hora de la siesta).
Yo era un niño con la desidia
de una femineidad deforme asignada
rodeada de pibes ordinarios
y la tortura de querer pertenecer.
Mis amigos me resaltaron la diferencia
de construirse con ladrillos de paciencia.
Me enseñaron de su rabia radical,
de sus roscas que de algún modo son las mías,
sus dolores,
el odio que les genera que las maricas cis falocéntricas
no los vean.
Yo aprendí a desear los cuerpos que mutan,
porque en la paridad me siento cómoda,
en la paridad me veo, en ese inagotable intento de mudar lo esperado.
Mi amigo me invita a decir “wacha no te enrosques”
me lee un poema donde se describe la imagen de él
en cuero frente al río.
Yo leí uno donde afirmo
que me da vergüenza mostrarme
en una playa semidesnuda estrogénica.
Hay un espiral que nos une
la angustia, la complicidad,
reafirmar en espejo las existencias más borrosas
estar a su lado, sin querer
es un mimo repentino.
AMIGA
Amiga,
viste al barquito de papel escaparse por mis ojos cuando intenté con todas mis fuerzas no cerrarlos para contener el mar, pero yo, era de río.
Amiga, viste mis dedos ajados y con tierra, de preparar un cantero, que no se iba a llenar de flores nunca.
Viste mi boca luchando con la mordaza que nos pone la incertidumbre de no saber cómo caminar, de no saber cómo dar un paso más.
Amiga,
me viste tocar fondo de la manera más hermosa del mundo, la que nos hace soltarnos al amor.
me escuchaste incluso cuando en lugar de música sentí un ruido blanco meterse en mi cabeza, para nublarlo todo.
Amiga, fui la peor versión de mí y vos viste la mejor, porque pase lo que pase, el amor se agradece siempre.
Amiga,
vos ya ves brillar mis ojos de nuevo,
cuando yo ni siquiera puedo ver el sol.
Amiga gracias
ese amor que siempre me decís que es mi bandera contra todo lo vacío de este mundo,
también me ayudás a llevarlo vos.
LOS AMIGOS NO SE ELIGEN
Lo diré así: Los amigos no se eligen.
Terminemos con este absurdo. Los amigos no son las fruta de un cajón, el vino de una góndola ni el par de medias de cada mañana. No hay elección en la amistad. Por suerte.
Si de mi voluntad dependiera, si los amigos se eligieran, no tengo dudas de que los tendría peores. Menos lúdicos, menos profundos, menos idiotas.
Los amigos irrumpen, la amistad se instala sin decisión alguna, justo ahí, cuando la soledad se hace insoportable y un cuerpo extraño, ajeno, se ofrece.
Los amigos son acontecimientos.
Rupturas con nuestra forma de saber la vida. La oportunidad de ser distintos, de ampliar nuestra percepción del mundo.
Yo no elegí la escuela, ni el barrio donde la amistad se construyó inmortal. Tampoco elegí que mi adolescencia coincidiera con esos rostros que me salvaron del infierno a base de estupideces, amor, desilusión y cervezas. No elegí al pibe que se sentó al lado mío en primer grado y me enseñó que el humor es la forma más profunda de la inteligencia, ni al hermano de un amigo que apareció para hacer más leve nuestras soledades, ni al tipo que me cebo un mate en mi primer día de trabajo y se volvió trinchera, ni al primo de una novia que me alojó como una tierra.
La amistad es un espacio nuevo que se ofrece para hacernos infinitos. La contingencia que nos empuja a salirnos de la propia quietud. La otredad que nos multiplica, nos ensancha y nos hace mejores. Un estado permanente de infancia.
Si, los amigos no se eligen, los amigos acontecen.
Los amigos: la forma que encontró la vida para salvarnos de nosotros mismos.
COMPAÑERYS
Te responden con un “allá” por más que estés charlando algo serio.
Te descansan, te clavan el visto, no escuchan los audios, cuelgan, te cancelan sobre la hora, te invitan a salir de joda los días de semana, te putean, te piden consejos, les das consejos, se enamoran y se pierden por un tiempo, tienen hijos, se casan, se mudan, viajan, te llaman cada tanto.
Están, claro que están. Pasan meses sin saber nada de vos, vienen a tu casa, abren la heladera como si nada, te comen la milanesa que guardaste para más tarde.
Una vez les dije que de grande quería ser poesía y me llenaron de versos. Las amistades no cambian, solo que a veces soñamos cosas distintas.
amigues
amigue
amigu
ami
am
amo
amore
amores
/la amistad es como agarrar la sortija
en la calesita del barrio.
YO ME QUEDO CON ELLAS
No sé vos, pero yo me quedo con ellas,
con las locas feministas, las sarpadas,
las rebeldes, las políticamente incorrectas.
Me quedo con las que me cuidaron las espaldas y el alma,
las que amanecieron a mi lado en la comisaría,
las que marcharon conmigo, rugieron conmigo, cantaron conmigo. Lloraron conmigo.
Yo me quedo con ellas, las irreverentes,
las que van a pintar mi cara y mi nombre en cada muro,
si me toca caer, las que ponen el cuerpo
en la calle y en el barrio, las que conocen el miedo y lo combaten,
y a veces pierden la batalla. Y a veces la ganan.
Yo me quedo con ellas, las que se saben lo que vale un «sí te creo»,
«yo te banco», «vamos juntas»
Las que sobrevivieron, y ahora pelean para que todas vivamos.
Yo me quedo con ellas. Mi manada
NIÑEZ Y AMISTAD: la fórmula perfecta para luchar contra los deseos ajenos y cumplir los sueños con nombre propio
Deseo que el piberío siempre se encuentre en la mirada de sus amigas y amigos. Porque, muchas veces, quienes ya nos volvimos grandes solo somos capaces de mirar buscando obediencia a nuestros deseos frustrados, a nuestros sueños pendientes, o a todo aquello que nos enseñaron y aprendimos qué debe ser, sin preguntar ni chistar. Entonces nos convencemos de tener la potestad de aprobar o desaprobar un gesto, una palabra, una decisión, una ilusión de alguien pequeño, que no nos pertenece.
Por eso la amistad es tan importante. Porque no se sostiene en el poder, que alguien supone puede ejercer sobre otra persona. Porque las amigas y los amigos son pares, son semejantes, aunque sean completamente diferentes. No existe mayor igualdad que sentirse mirado por otro, que no es exactamente igual en nuestros deseos, ideas y sentimientos, pero que nos asegura que se siente feliz porque somos parte de su vida. Sin imposiciones, exigencias ni condiciones.
i
Porque fue tu voz,
la soga que me rescató
cada vez
que se abismó la herida,
gracias, amiga.
ii
Si yo ofreciera
una lengua sin uso,
una legua de aciertos,
un espejo oráculo parlante,
una tregua de aflicciones,
una máquina de fricciones,
una puerta abierta al juego,
una línea directa al cielo,
un sistema inmune al sistema
aún así, amiga
estaría en deuda con la vida
por semejante obsequio.
iii
Después de limpiarse los lentes,
girar la placa a contraluz
varias veces,
consultar el vademecum
y colegas especialistas en línea,
el traumatologo corroboró
que fue tu amor
el que soldó mi esqueleto roto.
iv
Amiga
te propongo un conjuro
solo por hoy,
concedámonos la tregua:
girar al revés la manivela,
ir a contrapelo de la manía de la insuficiencia,
detenernos para dejar de dar vueltas en círculos,
cortarle el chorro a todo lo nos seca,
soplar el polvo mágico de la mugre asumida,
dejar de insistir
para dejar que suceda.
Dicen que se eligen los amigos.
yo creo
que uno elige ya
demasiadas cosas:
las plantas del jardín,
los zapatos,
los nombres de tus hijos,
la hora en el reloj despertador.
Pero un amigo
no viene en un envase,
no está cortado
a tu medida.
Te llega
en medio de la vida,
y tiene
olor a abrazo.
………….
Tengo la suerte de tener amigas
que aún sufren por amor.
Son más altas que el viento.
Son austeras
como suelen serlo las palabras justas.
Abrazadas al mundo,
se abren como las flores nuevas
cuando el aire es tibio,
y se olvidan la cabeza y las costumbres
por las cosas más triviales.
Caminan entre los restos de los días
llevando una bandera
de colores.
Lloran. Ríen. Nunca saben
lo que es conveniente. Nunca saben
lo que se debe hacer. Pero lo hacen.
Me las merezco.
Me las gané pateando los vidrios de la calle,
golpeando las puertas de casas imposibles,
rezando a un dios que no conozco
de pie frente a la cama de los hijos.
Es mío este puñado de dementes
a las que se puede querer
con el corazón abierto.
Drogados un lunes
Este es nuestro estado de situación:
caminamos drogados un lunes,
uno al lado del otro sin hablar,
pero pendientes de nuestra cercanía.
Todo lo que nos empuja hasta acá
por momentos es tangible,
pero la mayoría de las veces
no lo podemos ni reconocer
y lo emocional,
económico y social
se mezcla como los restos de comida
un 25 de diciembre al mediodía.
El equipo del que somos hinchas
volvió a perder,
en las próximas elecciones es casi seguro
que no llegamos ni al ballotage
y la serie que veíamos
no va a tener nuevas temporadas
por problemas de presupuesto.
Una sola cosa parece clara:
necesitamos repensar seriamente
dónde vamos a depositar
nuestras últimas pasiones.
Hablé con mis amigas
me dijeron que puedo dormir en un colchón
al lado de sus camas
hasta que todo esto pase.
………………..
Apagamos las luces
retumban canciones viejas
nos golpeamos no sabemos donde termina la otra gargantas
quebradas
no nos entra la canción en el cuerpo
lloramos con frenesí
tuvimos años muy largos
somos cuatro amigas contra el mundo.