Lof Quemquemtrew: reivindicación de un territorio

El fotógrafo-cronista Germán Romeo Pena viajó al sur argentino para conocer la realidad de una de las comunidades mapuche que resiste la ocupación de territorios y se encuentra sitiada entre las fuerzas de seguridad. Además del registro fotográfico, rescató la palabra y el relato de quienes vienen poniendo el cuerpo y protegiendo su tierra originaria.

Hace más de 20 días que la Lof Quemquemtrew se encuentra sitiada, por grupos especiales de la Policía de Rio Negro, por órdenes de la fiscal Betiana Cendón, la gobernadora de Río Negro Arabela Carreras y el silencio del gobierno nacional. Impiden el paso de alimentos y abrigo.


Bajo el viento y la nieve, los uniformes de combate del COER ( Cuerpo de Operaciones Especiales de Rescate) pertrechados con armas largas contrastan violentamente con la ropa de quienes habitan el campamento montado frente al retén policial, en solidaridad con los integrantes de la Lof que están recuperando el territorio ancestral, apropiado por los hermanos Rocco, empresarios locales. Quienes están en el campamento deben cubrir sus rostros con improvisadas capuchas, para no recibir represalias de la policía al volver a sus hogares.
Llegamos al campamento el martes por la mañana con un grupo de fotógrafos con la intención de registrar el conflicto que atraviesa la comunidad. Fuimos recibidos por un integrante de la comunidad quien nos puso al tanto de la situación. Una vez instalados en el campamento, explicaron la relación que existe entre el monocultivo del pino (uno de los negocios de los empresarios Rocco) y su relación con los incendios. El pino es implantado, mata a las especies nativas y genera desertificación (una gran metáfora) en los territorios de los Lewis, los Benetton y de quienes luchan por recuperarlos.
Por los senderos deambulan integrantes del grupo de montaña de la policía literalmente “cazando mapuche”, explicó Romina Jones a Sudestada. En la escuela “Lucinda Quintupuray”, ocupada como base por el COER hasta hace pocos días, un niño que asiste allí, asustado dijo a su madre: “los policías se están preparando para matar mapuche”.
Esta situación contrasta con los discursos que aseguran el respeto de los pueblos preexistentes y sus derechos, con las culpas expresadas a viva voz por los genocidios perpetrados, los golpes en el pecho de los políticos a lo largo de la historia del Estado capitalista y patriarcal, que vociferan “nunca más”, porque mientras estos actos se llevan a cabo frente a las luces de las cámaras, un pibe remonta un barrilete encapuchado, rodeado de armas dispuestas a dispararle solo por ser mapuche.


La lucha de la Lof Quemquemtrew implica mucho más que la reivindicación de un territorio, implica la lucha por proteger el agua, los bosques; en definitiva, los recursos naturales y la reivindicación de derechos ancestrales. El pueblo mapuche resistió más de un ataque de distintos invasores, aguardó pacientemente su momento, que parece haber llegado, el de levantarse. Una abuela me dijo “nosotros no somos como los viejos abuelos que fueron engañados, que fueron asesinados, que cortaron sus lenguas y sus cabezas. Nosotros aprendimos su lengua, sus leyes y usaremos estas armas para luchar porque la palabra es nuestra arma. Esta lucha recién comienza y nuestra defensa de la tierra no solo beneficia al pueblo mapuche, porque todos beben de esta agua. Nuestra lucha es de todos”.
Ya de regreso, una frase que escuché en las montañas, quedó resonando en mi cabeza: ¡Amulepe Tain Weichan! Que en mapudungun significa  ¡nuestra lucha continúa!


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