Los abusos en el viaje de egresados

¿Qué pasa con los viajes escolares o de egresadxs y los abusos perpetrados por parte de los compañeros y coordinadores? Detrás de la fiesta, el alcohol, y tal vez el primer viaje que hacen muchxs sin sus tutores, se esconden diversas situaciones de abuso que las adolescentes viven hace años. Además de la presión por acumular experiencias sexuales, se le suma que hay hombres al cuidado de menores -los coordinadores- que acumulan denuncias y los mismos compañeros arengados por el mandato y la educación machista.

Yanet Cajal

Voy a contar mi experiencia, en noveno fui de viaje a Carlos Paz, Córdoba. Tenía 14 años y el coordinador tenía como 30, más del doble de mi edad. Esta persona se la pasaba mirándonos con deseo, tirando indirectas. Se mantenía muy cerca de mi amiga e intentaba toquetear nuestras pieles. Intentó darnos besos sin nuestro consentimiento.  


Cuando me egresé de la secundaria me fui a Bariloche con una de las mejores empresas en ese momento, un viaje caro, que como siempre no pudo ir todo el curso. Yo trabajaba haciendo pasantías para pagarlo al igual que el resto. Tenía 17 años. Nos acompañaban dos coordinadores varones y creo que no había ningún adulto responsable. Me acuerdo que desde que subimos al micro, como para romper el hielo con los de las otras escuelas, los coordinadores propusieron un juego donde tenías que pasar un boleto o papel de caramelo de boca en boca succionando. Todo era así. Constantemente el chiste en doble sentido y con connotación sexual. Toda la expectativa giraba en torno al alcohol, la noche, la previa en el hotel y los  boliches. Hubo cierta presión para que nos alcoholicemos y besemos a alguien, en el mejor de los casos.  
Mi última noche fue en otro lugar, no hubo fogón, era como una fiesta de gala a la luz de las velas, creo que después de eso hubo una fiesta o nos  llevaron a bailar. La cuestión es que me pasé de copas y al regresar estaba muy mareada, entonces me fui a sentar a un sillón en el living para bajar y sentirme mejor. Al rato llegó un coordinador de otro grupo, me preguntó si estaba bien. Tenía 30 años. Nos besamos. Él me decía si quería que vayamos a una habitación. Yo le decía que no, él insistía diciendo: “dale vamos, o me vas a decir que sos virgen. Si sos virgen no importa”. Yo no quise. Se puso medio intenso y como no aflojé se fue. Al otro día me enteré que una chica de la otra escuela que viajaba con nosotros había tenido relaciones sexuales con nuestro coordinador. No estaba contenta, se la notaba decepcionada. Hablamos y me terminó confesando que no la había tratado bien, que había sido muy amoroso pero cuando logró convencerla de ir a la cama fue muy brusco. Y luego de eso muy indiferente con ella ya que nadie podía enterarse lo que había pasado. 

Fotografía de 2015 que se hizo publica después de un caso de abuso


¿Por qué las empresas se enfocan tanto en abordar el cierre de ciclo lectivo desde la fiesta nocturna en un entorno donde el alcohol y el sexo pareciera ser el unico objetivo por conseguir en vez de disfrutar con amigxs? ¿Por qué no hay un control del personal que trabaja para las empresas? Da la sensación que  cualquier “carilindo” es capaz de acompañar a un grupo de jóvenes sin ningún tipo de capacitación en cuidado y perspectiva de género. Debería ser obligatorio tener conocimiento profundo en manejo y contención de grupos de adolescentes. Desde muy jóvenes cargamos con el peso de  estar atentas ante la violencia y el abuso de algunos compañeros y adultos. A mí me tocaron coordinadores treintañeros, vaya a saber hace cuántos años ejercían su labor con total impunidad. Sé también de coordinadores veinteañeros que llegan dispuestos a incursionar el poder del  falocentrismo. 
Disfrutemos con respeto, exijamos que las empresas, que se lucran con la ilusión de los jóvenes por vivir una despedida inolvidable, dispongan de un  entorno seguro, confiable y un personal capacitado y respetuoso. Lo ideal sería que los viajes de egresados nos dejen marcas de felicidad y no de angustia. 

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