María Luisa Bemberg : cine y feminismo

Directora y guionista, fundadora de la Unión Feminista Argentina, rompió los moldes de una industria reservada para los hombres. Su cine sigue vigente y fue el origen de una generación de cineastas mujeres en nuestro país. 

Por Mariela Gurevich

Hacia 1987, María Luisa Bemberg es invitada a uno de los ciclos de cine más importantes de la TV pública: Función privada. Su nombre como directora ya era conocido a nivel nacional e internacional a través de grandes películas como Señora de nadie (1982) y Camila (1984). Sin embargo, a pesar de ser una cineasta de renombre, los conductores no perdieron oportunidad de incomodar a María Luisa indagando en su militancia feminista en un tono irónico. Ante la pregunta de Rómulo Berruti sobre por qué ser machista es un defecto y ser feminista es una virtud, la directora no dudó en contestar y dejar mudos a ambos conductores:
Ser machista es ser fascista, ser feminista es ser antifascista. El día que desaparezca el machismo, el día que desaparezca esa mirada tan determinada para con las mujeres y que se las mire de igual a igual, el feminismo muere.”
Para María Luisa Bemberg, o conocida también como “la” Bemberg, ser feminista es tener una mirada diferente sobre el mundo y esto lo plasma en la totalidad de su filmografía que consiste en solo seis películas pero que la posiciona como una de las grandes directoras argentinas. Quizás la fama internacional le llega definitivamente a través de Camila –nominada al Oscar como mejor película extranjera- que narra la historia de Camila O´Gorman, fusilada por Rosas a causa del amorío que ella mantiene con un sacerdote. La protagonista pertenece a una familia acomodada cercana al entonces gobernador de Buenos Aires. Bemberg encuentra en este personaje histórico la manera de mostrar cómo el poder político también opera sobre los cuerpos y traza una división entre los que pueden desear y los que no, entre los que pueden ser o no ser deseables. 
La imagen del fusilamiento y el entierro de la pareja muestra cómo las voces que se alzan contra los discursos dominantes son censuradas a partir de la espectacularización del castigo pero también como contraparte deja ver que aun así y a pesar de la muerte, el poder puede ser burlado, los discursos dominantes también pueden ser debilitados y se los puede poner constantemente en jaque.

Foto gentileza: Habana festival film

El tiempo pasa y el cine de la Bemberg sigue teniendo la misma vigencia y el mismo peso de denuncia. Ella misma se autodenominaba “señora de nadie” como el título de su famosa película que hizo enojar a muchos hombres de la época porque planteaba la posibilidad de que una mujer dejara a su esposo y a su vida de madre ejemplar para vivir sola y ser independiente. La misma Bemberg se separó de su marido siendo muy joven luego de tener cuatro hijos y varios años después comenzó su exitosa carrera como directora a pesar de que era un rubro reservado para los hombres. 
La última película de Bemberg, De eso no se habla (1993), fue cuestionada por su temática y por el cuerpo de la protagonista. Incluso muchos la interpretaron como un riesgo para la carrera de la ya consagrada directora porque la protagonista era una desconocida que iba a actuar con el gran Marcello Mastroianni. El film cuenta la historia de Charlotte, una mujer que nace con enanismo y que se termina casando con un hombre mayor que ella. La película pone sobre la mesa la problemática del silencio con respecto a los cuerpos disidentes, un ocultamiento tan fuerte que ya aparece en la elección del pronombre “eso” en el título. Hay palabras que no pueden ser pronunciadas ni por la propia familia de la protagonista porque no encajan con los patrones de normalidad de una sociedad atravesada por cánones estéticos. Hay cuerpos que importan, como diría Judith Butler, y otros cuerpos que la sociedad margina sistemáticamente. 
En el mismo ciclo de la TV pública de 1987, a pocos años de la vuelta a la democracia, sabiendo que había cosas que no se podían decir en un programa de aire, incomodando siempre un poco más a los conductores del programa, la directora da otra definición sobre sus films:
Yo tengo un compromiso conmigo misma, una cosa ética que es rescatar en la medida de lo posible personajes femeninos que sean alentadores, que sean creativos, que sean fuertes, que sean fuera de lo común para contraponerme a tanta vulgaridad, al cine hecho por varones que son generalmente clichés y lugares comunes que nada tienen que ver con la realidad de lo que somos realmente las mujeres“.
Así, no solo su cine sino también su palabra y su militancia feminista nos invitan a sumergirnos en el mundo de Bemberg al que podemos acceder de forma gratuita en Cine.ar y Vimeo ¡A poner play!

Compartime!

Anterior

Exceso de lobby: ¿en qué quedó la Ley de Humedales?

Próxima

Semilla: “mi mundo se crea a partir del caos”