María Marta: la novelización de un asesinato no resuelto

El mes pasado comenzó el tercer juicio por el crimen de María Marta García Belsunce, asesinada en 2002 dentro del country Carmel en Pilar, provincia de Buenos Aires. Actualmente el principal acusado es Nicolás Pachelo, ex vecino. Anteriormente, la conclusión había sido que Carlos Carrascosa era el culpable y estuvo siete años en la cárcel hasta que lo absolvieron de los delitos por encubrimiento agravado y homicidio calificado por el vínculo. Hoy a casi 20 años todavía no se confirmó quién es el culpable del asesinato y su caso judicial todavía sigue alimentando a los amarillismos. 

En sintonía con el proceso judicial se estrenó una nueva serie, esta vez de ficción, que trata el caso. “María Marta: el crimen del country”, producida por Polka, es entretenida y tiene todos los componentes para ver un capítulo tras otro. Pero ¿qué hay detrás de los contenidos que consumimos? ¿Qué mensajes nos quieren dar? ¿Se puede analizar la ética en una producción audiovisual cuando hablamos de un caso que aún no está resuelto? ¿Puede una serie inclinar la balanza? Sin dudas, la ficción basada en hechos reales está atravesada por una postura. Durante los capítulos se relata la vida de la familia y se la posiciona en un lugar de víctimas. Se señala a un culpable. Se alude a quién es el inocente que fue encarcelado, y quienes fueron tan solo distraídos y pecadores de inocencia. 
“Lo que hicieron los familiares de María Marta fue encontrar a alguien en la bañera y sacarlo, luego el prejuicio te hace pensar, con el diario del día después, todo lo que pasó”, expresó en una entrevista la directora de la serie, Daniela Goggi. No sabemos qué tipos de vínculos hubo entre la producción y la familia. Lo que sí se comentó en una entrevista es que se les sugirió a lxs actores y actrices que no se pongan en contacto con lxs García Belsunce. “Yo no quiero decir con qué integrantes de la familia hablé, pero sí puedo contar que el contacto fue amoroso. Son personas que vivieron un drama. Yo lo que quería, más que nada, era poder captar bien quién era ella”, contó en una entrevista la actriz Laura Novoa, que interpreta a María Marta.  También habló sobre este tema el actor Carlos Belloso: “Es en primera persona, es sumergirte en tercera dimensión en el dolor de esa familia y de esa tragedia que tiene su castigo divino, de alguna manera, y cómo todos van sobrellevando esa tragedia griega”.

Resulta tendencioso que la serie y el juicio compartan un acusado, aunque todavía no haya dictamen. No se trata de si tienen razón o no, sino de preguntarnos cómo afectan y si están libres de intenciones e intereses los contenidos culturales. También, vale cuestionarse: ¿afecta en la mirada judicial lo que aparezca en los carteles publicitarios y en una de las plataformas de streaming más grandes? ¿Qué pasa con esta nueva ola de producciones audiovisuales que tienen el foco en los femicidios? ¿Tienen perspectiva de género o solo buscan entretener y vender?
Una de las cuestiones interesantes en las que pone el foco la serie es la manera en la que los medios de comunicación cubrieron el caso. Por supuesto, sin perspectiva de género. Obviamente con el morbo y con la desesperación de generar rating. Ocupó muchísimas portadas en aquel momento y cientos de horas en la televisión. El asesinato de María Marta, sin dudas, vendía. Como consecuencia, al igual que en otros casos, se generó una novelización de lo sucedido, un “contenido” que las personas querían ver todos los días como si fuera la novela de la tarde. Los medios tenían una postura tomada y la sociedad también. Además, la serie analiza cómo lxs periodistas inciden en la subjetividad de algunas personas pero ¿acaso esta serie no hace lo mismo? Incluso, pueden aparecer otras preguntas: ¿cómo afectan los medios de comunicación y la opinión pública en los casos judiciales? ¿Las ficciones pueden crear sentido en la sociedad?  La respuesta puede ser variada pero hay una certeza: todavía no se hizo justicia, tal vez por la utilización del poder debido a su posicionamiento de clase, tal vez porque la justicia es lenta. Quizá porque no se lo trató como un femicidio, ya que no se utilizaba ese término en el ámbito judicial, pero ¿por qué ahora tampoco se lo consideró?

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