Meli Cueto: “escribir me salva”

Melina Cueto es estudiante de Derecho y vive en La Plata. Es poeta y acompañante de mujeres en situación de violencia de género. Tiene varios libros publicados: “Que arda!”, “Tan humana que duele”, “Somos el fuego”, “Toda la tristeza del mundo lleva nuestros nombres” y “El abrazo después de la herida”. En el ciclo que coordina Natalia Carrizo en Editorial Sudestada, La Redistribución de la palabra, dialogó sobre su nuevo libro y sus orígenes en la poesía.

Estás sacando libro nuevo, contanos un poco de qué va ese libro
Es la secuela de un libro de poesía que salió el año pasado, “Toda la tristeza del mundo lleva nuestros nombres” que lo transité en una separación. Este nuevo libro lo titulé “Recibo el mundo con los brazos abiertos” y solo falta la impresión. Lo tenía escrito hace un tiempo. Fui recolectando poemas que escribí en talleres, y cuando lo estaba corrigiendo me di cuenta que iba por acá la mano, que era la secuela. Con los anteriores no había pasado así, de estar tan decidida. La característica que tiene este libro es que son microversos, no hay poemas largos. Lo que hice fue desglosar un poema largo, en poemas más chicos porque ese es el sello de la editorial. 

Vos acompañás a mujeres en situación de violencia de género ¿Tu poesía está atravesada por el feminismo?
Sí, no puedo no incluir o no leer un poema que no esté relacionado. Para mi es super necesario, porque todo surgió a partir de que viví un abuso sexual y la psicóloga me dijo que por qué no usaba todo esto que atravesé no solo para mí, sino para otras mujeres que quizá todavía no pueden ponerle voz, pero a partir de lo que puede leer sirve para que puedan hacerlo. A partir de eso, surgió mi primer libro. Yo escribo porque lo necesito. A mí la escritura me salva. Yo estoy triste y puedo escribir lo que pasa. Capaz después sigo triste, pero ya entiendo de qué se trata y lo puse en palabras. Cuando pude contar lo que me pasó, un montón de chicas me escribieron y a partir de eso surgió más. Después conocí a Silvana Trotta, que es psicóloga social, y me dijo que daba un taller que te capacita para acompañar a mujeres en situación de violencia de género. Me capacité y trato de ayudar. Durante la pandemia empecé a trabajar sola y  surgieron un montón de casos, el choque con la realidad fue distinto.

¿Cuál fue el primer libro que te marcó?
“Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres”, de Jean-Jacques Rousseau. Había ido a una librería de usados y todavía lo tengo. Me acuerdo que no lo conocía, aunque lo habían nombrado en el colegio, y fue el primer libro que leí por elección. No había entendido nada la primera vez que lo leí, porque tenía 12 años. Algunas cosas me hacían ruido e investigaba, después mi papá empezó a regalarme libros de filosofía porque me gustaba mucho. También me gustó mucho la historia de vida del autor. Pero a partir de ahí, seguí por la línea de la filosofía. 

¿Cómo te diste cuenta que querías escribir?
Creo que fue un quiebre para mí. Un día me levanté y dije “quiero escribir más”. Me acuerdo que había comprado un libro de Elvira Sastre. Yo ya venía escribiendo cosas en cuadernos sobre mis relaciones. Al principio quería escribir como Elvira, pero después me di cuenta que no, que quería escribir como Melina, sobre lo que me pasaba. Y una noche, en vez de salir, me quedé en mi casa para escribir y me armé un cuadernito. Quería mejorar mi escritura, empecé a leer en público que me daba mucho miedo y empecé a pensar en editar.

¿Qué consejo le darías a alguien que quiere empezar a escribir y no se anima?
Es difícil porque todos estuvimos en ese zapato. Mi consejo es que si es para uno, siempre es válido. El error es pensar que siempre tenemos que escribir para los demás. En algún momento se produce un quiebre, con el tiempo de cada uno. Que empiecen para ellos, en papel, que la hoja en blanco no les de miedo y que escriban lo que les salga porque todo es válido. Después vemos si lo queremos pulir y si nos animamos a que lo lean otras personas, buscar una mirada crítica pero desde el lado del amor.

Poesía INTERLUDIO I de su libro “Somos el fuego”
Entre miedos
pesadillas
y llantos
comprendí que el enojo
era tan sólo
otra forma
de transitar el dolor.

Mirá la entrevista completa en @sudestadarevista

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