Mujeres Indígenas: Unidas bajo el grito de Basta de Terricidio

Por Camila Brizuela

Fotos Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir

Karumanta Escalada vive en La Pampa y pertenece a la comunidad Ajayhu Pawha. Tiene 46 años pero desde hace tres forma parte del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir. Su comunidad está compuesta por 12 familias que sufren todos los días la invasión de los agrotóxicos y la falta del agua, víctimas de los terricidas.

En la comunidad de Karumanta los árboles de las calles están enfermos, las verduras compradas no tienen gusto a nada y los tomates están negros por dentro. Sumado a que por el problema del suelo en Mendoza se cortó la llegada del agua para La Pampa, lo que provoca sequía en los territorios. Los terricidios son estas prácticas negativas que afectan directamente a los pueblos indígenas del país.

La vocera del movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, Moira Millán, define al terricidio como el asesinato de todas las formas de vida: el ecocidio, el feminicidio, el epestimicidio indígena y el genocidio de los pueblos. En las comunidades del norte hay muchas hermanas que no son hispanoparlantes y que no pueden denunciar la violencia que reciben, además de la falta total del agua y de la imposibilidad de vender sus artesanías en el contexto de pandemia. Mientras que en el sur, se suman los incendios como los principales contaminantes del territorio.

Frente a todas estas problemáticas, desde el movimiento se unieron bajo el grito de Basta de Terricidio. Las mujeres indígenas de diversos territorios plurinacionales severamente afectados por estas prácticas, empezaron a realizar caminatas por todo el país para demandar que el terricidio sea considerado un crimen de lesa naturaleza y lesa humanidad, además de que se juzgue y se condene a los terricidas. Hasta el momento, todos los atentados contra la vida y sus espacios quedaron impunes.

Las caminatas visibilizan lo que está pasando en sus tierras, como la falta de agua, de recursos, los femicidios y los chineos. “Todo esto nos produce una muerte espiritual porque nosotras nos consideramos parte de los territorios, entonces en la medida en que se van enfermando, también lo hacemos nosotras”, afirma a Sudestada Irma Caupán, mapuche e integrante del movimiento. En este mismo sentido, Moira considera que los cuerpos de las mujeres deben ser considerados territorios y Karumanta sostiene que cuando se habla del buen vivir, se refiere a esto, “porque una mujer sometida que tiene que estar callada, no vive bien, no es un buen vivir”.

Dentro de las comunidades, las más afectadas siempre son las mujeres y los niños, que son los que quedan en las tierras porque por lo general, los hombres hacen trabajo golondrina o tienen otras posibilidades. Pero a la vez ellas son las que ponen el cuerpo, como ahora, que caminan 18 km por día para poder visibilizar y decir basta. Junto al movimiento se proponen llegar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el día 25 de mayo, al cumplirse 211 años del primer grito de la independencia de la República Argentina. Recordando que en esa fecha el Estado se empezó a constituir como una fuerza de invasión en los territorios indígenas.

Las mujeres están agrupadas en dos columnas, la norte y la sur. El 13 de marzo empezó el recorrido de la columna sur, que partió desde Pillán, Chubut y al momento se dirigen a Jacobacci, en Río Negro. Por su parte, la columna del norte comenzó la caminata el 17 de marzo desde Nueva Pompeya, Chaco y ya llegaron a Rosario. En este caminar van desempolvando la verdad, en busca de justicia e igualdad, recuperando el respeto y la reciprocidad entre los pueblos y para con la naturaleza.

La manifestación se organiza a medida que se avanza, a partir de la colaboración de diferentes organizaciones que prestan sus servicios o donaciones en los lugares a los que llegan las indígenas. En cada destino que se quedan para pernoctar realizan una asamblea, donde se suman nuevas compañeras y compañeros. Karumanta por el momento se encuentra en su comunidad, en La Pampa, pero próximamente se va a sumar a la columna del sur.

Es cierto que si bien las caminantes reciben mucha solidaridad a lo largo del trayecto también se cruzan con actitudes que no dejan de ser racistas, pero frente a esto, es que también se movilizan. “Siempre veo que las mujeres indígenas somos la última oreja del tarro entonces esta caminata para nosotras es una oportunidad única de decir basta, de que nuestras voces sean escuchadas”, declara Karumanta, quien piensa que toda esta movida va a ser un antes y un después. En primer lugar, por la visibilización mediática. Pero también porque en muchos lugares no se conocía el movimiento, lo que hizo que se sumen nuevas hermanas. “Si hoy caminamos 200,  en una próxima ya vamos a ser 500”.

El objetivo principal es decir Basta de terricidio para visibilizar y pensar en un marco legal donde se lo considere un crimen de lesa naturaleza y lesa humanidad, donde se condene y se juzgue a quienes lo producen, los terricidas. “Queremos que esta impunidad se termine porque los territorios que queman y se quedan sin agua no son los de los terratenientes, estamos luchando contra un sistema que nos mata”, dice Irma Caupán y agrega que ellas no esperan del Estado, pero sí de la sociedad, de gente que pueda unirse y empezar a construir otro modo de vivir.

Karumanta confía en que esta movilización nacional es la respuesta de la madre tierra, quien les dio la fuerza para poder tomar la decisión de decir basta y salir a caminar, a partir de las tantas ceremonias que hacen las indígenas para pedirle a la “pacha” un cambio y un buen vivir.

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