Natalia Rozenblum: “Mis poemas versan sobre la relación del ser humano con los animales y las plantas”

Por Gabriela Lucatelli. 

Natalia Rozenblum nació en Buenos Aires en 1984. Es autora de las novelas Los enfermos (2016) y Baño de damas (2020), dos novelas que recorren temáticas poco tocadas y hasta cierto punto llena de tabúes: la enfermedad y la vejez.  Dicta talleres de escritura desde hace trece años y, a raíz de todo lo aprendido con sus alumnos, editó los famosos “Cuadernos de escritura y creatividad”, dos libros didácticos que nos invitan a conectar con nuestra parte más artística a través de las actividades que brinda en sus clases. Con motivo de la publicación de su primer poemario Un jardín de eucaliptos, conversamos con ella acerca de su trayectoria literaria. 

Te conocí hace varios años cuando dictabas talleres de escritura. La publicación de tu primera novela, Los enfermos, llegó un poco más tarde. ¿Los talleres sirvieron de algún modo para afianzar tu confianza como escritora?
En realidad lo viví como algo paralelo, si bien ambas cosas convergen en la misma persona. Hasta que no escribí la novela y más aún, hasta que no terminé la novela y Selva Almada y Julián López (con quienes hacía clínica) no me dijeron “ahora hay que buscar editorial”, nunca había pensado en publicar. 
En cuanto a la relación con los talleres, sirve el ejercicio de corregir y corregir para después poder hacerlo con mi propio material. 

¿Qué aprendizajes te dejaron estos trece años como tallerista?
Muchos, de todo tipo. Aprendí de literatura porque empecé a dar talleres a los 24 y había (y hay) mucho que no sabía, aprendí a coordinar grupos, a trabajar con gente, a escuchar a los demás, a escuchar qué quiere contar cada persona y tratar de trabajar en esa dirección. Aprendí y aprendo de mis alumnos, muchos de ellos ya amigos, porque son personas hermosas. Aprendí también de situaciones incómodas en las clases. Y espero aprender mucho más. 

Más tarde llegaron los lanzamientos de los Cuadernos de Escritura y Creatividad, dos libros de ejercicios donde volcaste todos los conocimientos que aplicabas a los talleres, ¿Cómo surgió su creación?
Creo que fue cerca de los 10 años de taller que pensé que quería compartir algo de lo que pasaba ahí. Si bien lo más lindo se da en el intercambio con los demás, me parecía que los ejercicios que proponía podían estimular a más personas. Después quise combinar eso con algunas otras herramientas que pudieran servirle a quien estuviera solo con el cuaderno. Pero pasó algo hermoso: hubo mucha gente que escribió en conjunto, proponían un ejercicio del cuaderno y después leían los textos. 
El de creatividad vino al año siguiente como parte de un proceso personal que tuvo que ver con explorar otras artes, con ver cómo cada disciplina no solo me permitía experimentar sino que de todas podía sacar algún recurso que luego podía traducir en la escritura. Del mismo modo entiendo que la escritura aporta lo propio para quien dibuja o hace música. 

El año pasado en plena cuarentena salió tu segunda novela, Baño de Damas, una historia con una protagonista muy diferente a lo que la literatura nos tiene acostumbradas, ¿qué mensaje querías dejar a través de Ana Inés?
No lo pensé en términos de mensaje. La novela la empecé a escribir muchísimos años atrás, incluso antes de que saliera “Los enfermos”. Mi idea era mostrar una protagonista grande y vital, con inseguridades que no se espera que tengan las personas a cierta edad, y con deseos que nuestra sociedad no habilita a los adultos mayores. Ana Inés, la protagonista, encarna un poco eso.

¿Sentís que hay alguna conexión entre esta historia con la de tu primera novela?
Claramente son historias y tonos diferentes, pero en ambos casos elegí protagonistas mujeres. Algunas personas me dijeron que encontraron la conexión en cómo merodea la enfermedad o la muerte, más o menos explícita según el caso. Yo veo un punto que tiene que ver con que en “Los enfermos” el clima es dramático pero hay algunos momentos un poco absurdos y graciosos y en “Baño de damas” donde hay más tintes de humor, de pronto aparecen momentos que podrían desencadenar en un drama. Es una inversión, pero yo encuentro esa similitud.

Este mes sale a la venta “Un jardín de eucaliptos”, tu primer poemario. ¿Qué vamos a encontrar allí?
Lo que pienso y siento en este momento. De los tres libros, es el que sale bien cerca del momento en que lo escribí, de modo que hoy me siento muy representada y atravesada por esos poemas que versan sobre la naturaleza: la relación del ser humano con los otros animales y con las plantas. 

Con tantos proyectos concretados, ¿Qué se viene próximamente?
Disfrutar de la salida del poemario y ojalá poder conectar con un nuevo proyecto de escritura. 

Para finalizar, ¿un libro especial para vos que nos quieras recomendar?
Una trenza de hierba sagrada, de Robin Wall Kimmerer. 

Para finalizar compartimos poemas de Un jardín de eucaliptos, libro que se encontrará a la venta a partir de este mes. 
1*
El hombre 
en el bote
acuna
al pescado 
le acaricia el lomo
y mira la boca
que escupe 
cada vez
con menos fuerza
una respiración
pegajosa.
No se distrae
con el susurro
del río
contra los manglares
besa al pez 
dos veces y apoya
una cara 
sobre la otra 
antes de hundirle 
los dedos
en las branquias.

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