Nicolás Márquez: “Los desaparecidos no son personas”

Por Editorial Sudestada

Quien apareció en la agenda mediática a través del odio multiplicado, de escupir a todo lo que sea libertad y derechos, es Nicolás Márquez, que vuelve por más, luego de la sala vacía y el escrache en la Feria del Libro. En una nota para El País, responde de todo con demasiado veneno.

El ex militante de la UCD y del Opus Dei, asegura frente a la pregunta sobre la dictadura de Videla: “Eso fue un plan sistemático, pero no de personas. Fue la desaparición de guerrilleros.”, sostiene además que el “proceso” en realidad es que los “militares no puedan pagar un abogado”, que no hubo plan sistemático de robo y apropiación de bebés, que “el plan sistemático fue la entrega”, y miente sobre que se “entregaron 227 bebés”. Es tan bruto, tan odioso, con tanto veneno y poca información, que asegura que en Abuelas de Plaza de Mayo hablaban -en 2020- de 130 bebés. Claro, Márquez, hasta el 2020 se habían recuperado 130 nietos y nietas. Hoy son 133. Y faltan más de 300 que seguimos buscando.

Pero no queda ahí, sobre el vínculo de la iglesia con el terrorismo de Estado, afirma: “No sé por qué tenía que pedir perdón la Iglesia Católica. Todo el mundo apoyó al gobierno militar.” Ahí mismo sostiene que su diferencia con Milei -tal vez la única- es que el presidente del fascismo grotesco sostiene que “los militares están legítimamente presos”. “Yo creo que están injustamente detenidos”, dice Márquez, para agregar que sobre “experiencias virtuosas de la derecha”, su ejemplo es Pinochet, Fujimori y Thatcher. Le faltó Onganía y Videla.

A su vez, Márquez, cuando habla sobre su libro “La otra parte de la verdad”, pincha con los números -que ellos saben ciertos pero afirman que no- y dice que vendió 30 mil ejemplares y que en las presentaciones iban 500 personas. Compañeros y bebés robados, número exacto que el periodista que lo entrevista pasa de largo, pero acá lo sentimos. Veamos cómo mientras niega una cosa, expone otra con la intención de derramar mucho más veneno del que ya dijo.

En sus respuestas, una peor que la otra, una con más violencia y odio que la anterior, sigue con el desprecio a las diversidades, contra el matrimonio igualitario, la adopción para personas del mismo género, el aborto legal, seguro y gratuito, y sigue defendiendo a dictadores y asesinos de los pueblos.

Nicolás Márquez es el reflejo de quienes nos gobiernan, los que se “excitan” con la sangre compañera, con el terrorismo de Estado, los crímenes clandestinos. Este sujeto es el reflejo del fascismo. De ese fascismo que hoy anima a decir lo que piensa y siente, porque un gobierno no solo los ampara y reivindica, sino que sostiene lo mismo. 

¿Qué nos ha pasado para que a 40 años del retorno de la democracia estos personajes salgan a destilar tanto odio y no pase nada? ¿Cómo es posible que se permita la reivindicación a crímenes de lesa humanidad con tanta soltura? ¿De qué manera podemos dejar pasar acciones como estas, que son aún más peligrosas de lo que parece? 

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