Obra teatral “La nada misma”: ¿Quién fue Antonio Gramsci? y el todo diferente

Es preciso soñar, pero con la condición
de creer en nuestros sueños. 
Lenin

 

El teatro es ese lugar donde los cuerpos representan realidades y los sucesos que se narran tarde o temprano despertarán algunas preguntas. Porque el arte en general – y el teatro en particular – carece de respuestas inmediatas, pero sí contiene en su gen interrogantes y cuestiones inquietantes para nada fáciles de resolver, sin certezas, críticas sin tanto prejuicio. 

Por Meli Cuitiño

En este caso, y así como así, en la NADA MISMA un actor bastante versátil te muestra una y varias caras de esa parte asombrosa de la cuestión humana: el gesto, la palabra y su capacidad de acción. Con su aspecto cómico y tierno vestido de niño loco, en una particular atmósfera desde el centro de la escena, te va tirando cierta data precisa que habrá que captar sin demasiado preámbulo. No se preocupen, no se lo van a llevar preso a este simpático loquito, ¡y pim pum pam! Pedro Alonso, autor e intérprete de la obra, te va a presentar algunos actos revolucionarios de las niñeces marxistas de ciertos intelectuales, entre ellos de Antonio Gramsci, muy recordado en este último tiempo en los discursos políticos de ahora, pero para no caer en la trampa, habrá que revisar la historia y al pan, pan, y al vino, vino. 

Pregunta, se dirige al público, lo incluye en su discurso y lo hace parte del acontecimiento, es algo que ocurre en esta obra constantemente: el diálogo, la conversación, la posibilidad del encuentro con un otro diferente, un todo en una nada misma. Pero en realidad, digámoslo, esto es mentira. No existe tal cosa como una nada absoluta y distante, ya lo dijo Sartre: la nada no está fuera del ser sino dentro de él, la nada habita el ser – El ser y la Nada 1943 -. Es que siempre iremos al teatro, a la galería de arte, al museo a contemplar como seres expectantes, invitadxs y partícipes cargados de un mundo interno, con nuestras propias ideas inmersas además en un contexto de producción acorde a la época en que nos toca vivir. Y no es la excepción, La nada Misma es todo aquello que se dice y actúa en una sala de un centro cultural de Boedo, que podría ser cualquier otro, en un barrio de vecinos y vecinas que se reúnen para celebrar la vida y hablar de política, sociedad, arte y cultura. 

Nadie está exento de nada, nadie está por fuera de esta realidad, todos estamos en un mismo lodo, manoseados y revolcados en un merengue, y que se escuche al polaco de fondo bien fuerte en su propio cambalache. Otra cosa interesante es que te habla de marxismo partiendo de la base de que no es necesario ser un intelectual o erudito para entender la obra, solo basta hacer comunión en el mismo lugar de contemplación, ritual y acontecimiento perceptual, vivo y directo: el teatro por sí mismo. Con la lengua afuera y su pompón rojo, hace unos trotecitos que, aunque no sabemos bien hacia dónde va, pero es una cuestión de perspectiva, ya lo dice él, según desde donde se mire se dirige hacia alguna parte mientras le da un beso imaginario a su enamorada encajada entre dos barrotes. 

Es algo así como un clown cuyo éxito reside en la diferencia de su locura relatada, parece que va a poner un huevo en el escenario, pero en realidad se viste de bolsa. Sí, es una obra con matices, sépanlo. Porque si estamos viviendo una nueva era capitalista de tensas pulseadas de batallas culturales, y que Gramsci en paz descanse, será momento de aclarar ciertas dudas en cada rincón de la resistencia barrial, comunal, municipal. 
Niño rebelde con cadena dorada, va a hacer algo trascendental pero no te lo dice, te lo anticipa, te lo cuenta, te sorprende. Entonces, y como Gramsci desde la cárcel, este actor, llamado Pedro León Alonso, irá construyendo y jugando en su propio páramo, en su propia trinchera, una celda invisible con algunos vericuetos por los cuales se cuela la propia existencia. 

Por último, vale aclarar que es una obra itinerante, yo la ví en el Páramo cultural, el pasado sábado 25 de noviembre, ustedes podrán verla en escena con su magia absurda en otros espacios de esta ciudad. Pedro en sus redes (@Pedrillom) anunciará nuevas funciones, atentis. 

Créditos de la crítica de la obra 
Periodista: Melisa Cuitiño
Fotos: Gabriel Riesco
Actor: Pedro León Alonso

Anterior

Papelón de Bullrich: Con la FE no se carga la SUBE

Próxima

Viggo Mortensen: “Les conviene este payaso, muñeco de la derecha”