Parir para morir en el intento

El 14 de mayo de este año, en plena semana del Parto Respetado y de Lucha contra la Violencia Obstétrica, Milagros Portillo fue a parir a su tercer hijo en el hospital público cabecera de la provincia del Chaco. A pesar de tener la recomendación de su obstetra de la Salita de Salud para tener a su bebé por cesárea, debido a claras situaciones de salud que Milagros había presentado anteriormente, el equipo médico que la recibió decidió hacer caso omiso al profesional que había atendido a Milagros durante todo el embarazo, y la internaron para inducir un parto normal a través de goteo, pastillas en el cuello del útero y exigencias de que “colaborara” la mantuvieron así, aislada de su familia, insistiendo en que pariera como ” dios manda ” y sin comunicar absolutamente ninguna novedad a la familia que aguardaba afuera.

Por Cecilia Solá

El 16 de mayo Milagros había fallecido. Complicaciones en el embarazo. Paro cardiorespiratorio. “Algo salió mal”. Ante los reclamos de la familia, en absoluto dolor y desesperación, no hubo respuesta. No quisieron darles la historia clínica de Milagros, ni siquiera la ropa de su bebé. 
La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó este año a nuestro país por violencia obstétrica en el caso de Cristina Brítez Arce quien falleció durante un parto inducido, ya que el organismo consideró que, para la Corte, “Brítez Arce no obtuvo el tratamiento médico que requería por cuenta de su embarazo y sus factores de riesgo, ni contó con información completa sobre las posibles alternativas de tratamiento y sus implicaciones”, sino que, por el contrario, “fue sometida a violencia obstétrica en circunstancias que la expusieron a un riesgo que desencadenó en su muerte”. 
Con el patrocinamiento del abogado Braillard Poccard, la familia va por mala praxis, la suspensión de los profesionales que desoyendo a Cecilia y la renuncia de las autoridades médicas que no se hicieron responsables. “No pedimos venganza sino justicia. Sabemos que nada nos va a devolver a Milagros, y sus hijas van a crecer sin su mamá. Pero no queremos que más mujeres no salgan vivas del parto, que morir de parto no sea natural”, dice Esteban Palavecino, primo de Milagros quien está acompañando a la familia en su tristeza y su pedido de Justicia. 

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