“Ravioles”: una obra sobre el cuerpo y la dictadura

¡en este oficio no se habla!
son otros los que hablan acá…

Sr. Galíndez. Eduardo Pavlovsky

Ravioles es una obra de teatro escrita por Gabriel Scavelli y Osvaldo Peluffo, contextualizada en la última dictadura cívico-militar, donde se despliegan una serie de dispositivos que trasladan al espectador el terror y el miedo vivido durante la desaparición forzada de personas en nuestro país.

Por Natalia Bericat

A partir de un elemento cotidiano, de una reunión familiar un domingo donde una madre cocina ravioles para todos, irrumpe la violencia en escena. En medio de una atmósfera hogareña, de una familia que se reúne alrededor de una mesa para comer la picadita, la pasta y escuchar un tango por la radio, se superpone otro registro que irrumpe e incomoda. Una madre, un padre, una niña con discapacidad son el núcleo que habita la casa ese mediodía cuando un grupo de tareas trae a su hijo detenido desaparecido, como “regalo” por el cumpleaños de Emilia, personaje interpretado por Diana Lelez. El discurso de la dictadura se expone en la voz de estos dos personajes que son parte del aparato represivo y que traen a este joven a cambio de algo. Sus voces se unen en un solo tono que oscila entre el grito, el humor sarcástico y la manipulación.
El cuerpo del texto se introduce en el cuerpo de los personajes y, como una onda sonora, se desparrama por toda la sala. Los gritos, los sonidos, la música, el propio silencio del personaje del joven a quien no le salen las palabras, se vuelven elementos que atormentan y nos hacen vivir en carne propia lo que cada integrante de la familia vive en ese tiempo corto, pero intenso, en el que la casa está habitada por el horror. La intimidad se expone. Lo íntimo es violado por quienes entran a una casa a meter el pan en la salsa y a remover las emociones más viscerales. Lo íntimo se expone con un baño en medio del escenario donde todo se deja ver y no queda espacio para lo propio. Vemos Ravioles recordando las fuertes escenas de Eduardo Pavlovsky en Sr. Galíndez, escuchándole la voz a los torturadores y a quienes “trabajaban” sacando información en los Centros Clandestinos de Detención. Los hechos narrados en esta obra dramática, son extraídos de un hecho real, de la historia de Daniel quien expresó cuando vio la obra: ahí están plasmadas las emociones, sensaciones, lo profundo de la llegada de este texto. la verdad que después de ver la representación, está más que cumplido y con creces. Esto trasciende un hecho individual y creo que con la mejor manera de trascender en la vida a través de una creación artística. Desde Editorial Sudestada dialogamos con parte del electo, la dirección de la obra y protagonistas de esta historia a fin de dar cuenta del proceso creativo de Ravioles.

¿Cómo fue tu trabajo como actor en esta obra, Jorge?
Jorge Ribak: el trabajo actoral fue un trabajo intenso de idas y vueltas y el resultado está a la vista. Un trabajo muy pulido, realmente de mucho tiempo y cuando se presentó la obra ahí se produce el resultado fantástico, en el buen sentido de la palabra, del impacto emocional que provoca la obra. Fue, diríamos, el lineamiento general en todas las funciones, ese nudo en la garganta, esa angustia contenida, ese volver a ese pasado horroroso, cotidiano, familiar, de lo que transcurre un domingo al mediodía, y que yo creo que en realidad este relato tan fuerte a nivel teatral es necesario. Resulta necesario fundamentalmente porque creo que historias como la de Ravioles van a seguir surgiendo porque lo que pasó en aquella época pareciera no terminar. Pareciera que siempre hay, diríamos, un drama escondido, una historia escondida. Y como actor, bueno, yo viví esa época, la viví, tuve que, lógicamente, rajarme de Castelar, donde estaba con mi madre, por temas políticos de la pareja de mi madre. Mi padre nos rescató, nos vino a buscar y me dijo: “se van”. Así que bueno, me rozó todo eso muy fuerte. Tuve a mi padre, Andrés Rivera, que lógicamente fue una gran contención en ese momento, pero aparte a mi corta edad,14 años, yo podía saber lo que estaba pasando, eso lo voy a agradecer siempre.
La obra también está oficiada por este espacio que estoy formando, que es el Espacio Andrés Rivera, y que lógicamente creo que el viejo con su voz tan particular, sentado en primera fila, al finalizar la obra hubiese dicho : han hecho un buen trabajo, muchachos.“

¿Cómo te llegó la historia de Daniel, Gabriel?
Gabriel Scavelli: Lo conocí un sábado a la tarde en un partido de fútbol que jugábamos en Lanús. Era el invierno del 82. Yo vivía en Santos Lugares y él, Daniel, en caseros. Sin saberlo, éramos vecinos y rivales. Los de caseros sabían que no podían pisar Avenida La Plata y nosotros que teníamos un límite en la Avenida San Martín. Enseguida hubo una conexión. El fútbol es fabuloso. En el viaje de vuelta a casa, él contó una historia que hace más de 40 años me acompaña. La historia era tan inverosímil como incongruente y sin embargo era impactante, atrapante, esa es la palabra. Quedé capturado en ella por mucho tiempo. La conté muchas veces a diferentes personas. Con el tiempo creí apoderarme de la historia sólo para agregar elementos propios al relato. Aquella confesión siempre me desbordó. Como buen narrador que pretendo ser, sabía que era una carta de triunfo asegurada. La contaba para emocionar, la contaba para ganar una discusión con algún descuidado cultor del orden, la contaba y sentía que congelaba espectadores. Me otorgaba un poder inaudito. Como todo poder heredado, la usé sin saber cómo se había generado, sin sentirlo en mi piel. Fue prestada y la alojé conmigo durante cuarenta años. Hoy, pretendo lanzarla tan lejos como pueda, creo en el fondo, que sólo lo hago para saber cuán largo es el piolín.

¿Nos querés contar Osvaldo como te sumás a este proyecto?
Osvaldo Peluffo: Hace un par de años atrás, Gabriel Scavelli, me cuenta una historia: la historia de su amigo Daniel. Quedé hipnotizado cuando la escuché. Lo primero que pude decirle fue “hay que hacer una obra de teatro con esto”. Ahí empezó el viaje y así nos pusimos a trabajar. Gabriel tenía esa historia metida en su vida y la pudimos transitar a partir de este primer paso que fue comenzar con la escritura, con la corrección de esa escritura en función de los actores que teníamos. Fue un viaje apasionante.

Una vez que teníamos todo preparado para poder comenzar con ese viaje de transitar la obra, nos ocurre la pandemia, la distancia. Así todo comenzó a través de una pantalla, a través de Zoom o Skype creo, y empezamos a dialogar la obra entre los actores que elegimos. Ese fue también otro viaje apasionante: poder elegir y poder mirar a esos actores que iban a llevar adelante las ideas que contenía Ravioles.
Fue casi un año y pico de trabajo hasta que pudimos juntarnos. De todas maneras, a través de Skype, pudimos hacer los famosos ensayos de mesa, donde se agregaron, se corrigieron y se cambiaron textos de un actor hacia otro.
Un día por fin llegó el momento de juntarnos en Puerto Madero, al aire libre. Curioso que el primer ensayo de Ravioles haya sido en un lugar como Puerto Madero, con lo que significa Puerto Madero. Así que nos ubicamos en una de las dársenas y comenzamos los ensayos, todos con barbijo cuidándonos. Los actores empezaron a poner el cuerpo que es tan necesario para el teatro, pero claro, era todo al aire libre, hasta que en algún momento pudimos alquilar una sala de ensayo y empezar el trabajo. Fue un trabajo muy exhaustivo.
Por ejemplo, un actor me preguntaba “¿qué se actúa?” (un chico joven, el que hace Gabriel Miner, que no vivió la dictadura). Entonces fue a ir a la ESMA con barbijos, a hacer una visita, estar entre esas paredes que lo único que hacen es producir angustia en quien transita por esos pasillos. Así que fue un trabajo muy apasionante. Nosotros con Gabriel siempre hacemos, después de los ensayos, funciones privadas, es decir, dos o tres amigos en los cuales confiamos, algunos habían leído la obra y ahí se produjo la magia. Cuando empezó a participar el tercer elemento del teatro, que es el público, autor, actor y público, se completó el viaje y a los actores le empezaron a pasar cosas fantásticas. Recuerdo que una de ellas fue una alumna mía que dijo: “parece una orquesta, cada uno toca su propio instrumento y suena muy armoniosamente”.

RAVIOLES Ficha Artística y Técnica:
•Intérpretes: Diana Lelez (Emilia), Jorge Ribak (Joaquín), Florencia Rey (Patri), Gabriel Scavelli (Zanabria), Gustavo García (Andrada), Gabriel Miner (Él), Liliana Pascale (Doña Esperanza);
•Realización de banda sonora y operación técnica: Rion Maret; •Diseño de Luces: Osvaldo Peluffo;
•Fotografía y Diseño de Imagen: Verónika Ayanz Peluffo – Florencia Rey;
•Diseño de Arte: Verónika Ayanz Peluffo;
•Prensa: COMPAÑIA FÅRÖ; •Asistente de Dirección: Rion Maret;
•Autores: Gabriel Scavelli – Osvaldo Peluffo
•Puesta en escena y Dirección General: Osvaldo Peluffo

Podés conseguir entradas en el siguiente Link

SEGUNDA TEMPORADA ABRIL Y MAYO 2023
“Ravioles” se trata de un biodrama ocurrido en 1977, cuando un grupo de tareas lleva a un detenido-desaparecido a almorzar a la casa de sus padres.
“Una joya extraordinaria de teatro en estado puro. Una vibración tan constante. Una violencia latente, como pocas veces en mi vida he sentido. Ya no en el teatro, en el cine.” Víctor Hugo Morales, Radio AM750
“Enmarcado en un realismo exasperado, muy bien conducido por el director Osvaldo Peluffo, el espectáculo crece en intensidad develando las verdaderas cualidades de unos personajes que, a través del cuerpo de esos intérpretes, llegan a dar forma a un mundo extremadamente sombrío que provoca mucha conmoción.” Carlos Pacheco, Diario “La Nación”
“Un biodrama estremecedor para el domingo al mediodía” Diario “La Nación”
“Descarnada obra pero necesaria.” Leo Genitili, Radio “La Red”
“Mucha incertidumbre. Y llenarse también de preguntas que no pueden explicitar. Y todo una muestra del horror vivido en la dictadura cívico militar. La verdad que ojalá que la vayan a ver muchos jóvenes, porque es necesario que sepan que es lo que fue sucediendo. Es muy interesante. La verdad que te llega al alma. Las actuaciones son todas excelentes.” Adriana Schottlender, Radio “La Once Diez”
“Una obra de teatro que es una pieza fundamental para nuestra historia.” Verónica Castañares, Radio “Nacional Rock”
“Este biodrama es la exploración de una biografía, de notable material escénico, que más allá del valor estético, es un testimonio para que la memoria, la verdad y la justicia sigan siendo un faro para la sociedad.” Omar Ramos, “El Furgón, vagón digital de noticias”
“Ravioles mantiene la tensión desde el inicio hasta después del final y un poco más. Las actuaciones son impecables y, de pronto, pasás a formar parte de esa mesa, de esa familia, de ese reloj que se detuvo a las doce menos cuarto hasta hoy. Lo cotidiano se expande horroroso dentro de lo borroso. Un círculo dantesco de descensos espiralados atenaza las palabras. Porque La revolución es un sueño eterno…es casi un deber ir a probar Ravioles los domingos a las 13 hs.” Paula Daniela Bianchi (Docente investigadora, Filosofía y letras)

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