Sergio Maldonado: “Quedó todo tapado, encubrieron, mintieron”

A tres años de la desaparición forzada y muerte de Santiago Maldonado, la voz de Sergio propone anotar relieves en el camino de la búsqueda de justicia. Del rol cómplice de los medios hegemónicos al trabajo de encubrimiento y distorsión del macrismo, la causa de Santiago sigue esperando una respuesta que nos permita conocer la verdad.

Por: Ignacio Portela

Hoy se cumplen tres años de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, dialogamos con su hermano mayor, Sergio Maldonado, quien nos confiesa que, desde el inicio de la cuarentena y con el laberinto burocrático de la causa judicial en pausa, pudo parar la pelota y tomar distancia del vértigo, la difamación y persecución familiar desde la gestión macrista, donde la ausencia de su hermano lo transformó en una referencia inmediata para quienes siguen sufriendo el aparato represivo del Estado. Y, al mismo tiempo, lo llevó a solidarizarse con trabajadores despedidos o víctimas del gatillo fácil. El aislamiento preventivo le permite analizar con mayor precisión lo sucedido estos años a raíz de la desaparición forzada seguida de muerte de su hermano Santiago Maldonado.

El estado de la causa por desaparición forzada

Aunque parezca un montón de tiempo, van a ser tres años de aquel primero de agosto donde desaparecen a Santiago. Parece mentira que estamos en una causa que está sin juez ni fiscal. Nunca se avanzó en la investigación ni pudimos conformar ese grupo de expertos independientes que habíamos pedido en su momento, cuando el propio gobierno de Macri en un momento había dado una parte del ok y después no lo aceptó. Incluso, el juez Gustavo Lleral afirmó que tener un grupo de expertos independientes atentaba contra la soberanía, razón que era totalmente ridícula.

Es al día de hoy que Lleral ya fue tres o cuatro veces nombrado en la causa. Así que en este momento estamos a la espera de una resolución de la Corte Suprema que diga quién va a ser el juez y de que se conforme este grupo de expertos independientes. La “desaparición forzada” que nosotros pedimos no es un capricho o una carátula simplemente. A lo largo de este proceso, en las idas y venidas de Cámaras de casación y Comodoro Rivadavia, hubo seis jueces que dijeron que la autopsia no podía determinar qué día había muerto Santiago, dónde había muerto, ni cómo había muerto, por lo tanto, había que investigar la desaparición forzada, porque si nos remitimos a pericias que hay dentro de la autopsia no condice el cuerpo de haber estado sumergido en algún lugar entre 20 o 30 días. Tampoco dice que estuvo exactamente en ese lugar.

El duelo durante la cuarentena

Ahora tuve el tiempo interior, porque yo no había parado, Andrea tampoco, en estos treinta y pico de meses de estar todo el tiempo dando vueltas, y no tener ese tiempo para hacer una especie de duelo, y este momento de cuarentena fue el momento de hacerlo. Vinieron a mi mente muchos recuerdos y muchas imágenes que hacen que Santiago esté más presente y que tenga mucha más razón de pedir que sea “desaparición forzada” y de no creer que el cuerpo había estado ahí.

Me empecé a acordar el día que aparece el cuerpo, nosotros nos íbamos y automáticamente nos va a buscar el juez a la tranquera de Pu Lof Cushamen para decirnos que le parecía que había visto algo, y en ese momento empiezan todos los bichos a revolotear arriba en el aire, como cuando vas en la ruta y ves que están los caranchos y los bichos revoloteando porque hay un animal muerto, de esa misma manera. Si el cuerpo hubiese estado ahí, un poco antes, ya eso te lo hubiera marcado, algo tan simple y tan doloroso como eso, porque decirlo no es agradable, pero da cuenta de una de las cosas principales que nosotros decimos de que el cuerpo no estaba ahí, que el cuerpo fue plantado. Qué día fue plantado, en qué momento, cuándo lo sacaron, no lo sabemos.

Eso es justamente lo que podría determinar ese grupo independiente en la investigación. Porque si van a investigar los mismos que participan en la desaparición, los mismos que participan en otros casos, nunca vamos a llegar a nada. Y eso es lo que veníamos diciendo desde el 29 de agosto del 2017 y, de hecho, fue lo que pasó, quedó todo tapado, encubrieron, mintieron.

La construcción del enemigo interno y el rol de los medios de comunicación

Santiago llega ahí porque estaba acompañando un reclamo que era la liberación del Lonko Facundo Jones Huala y a su vez estaba en una recuperación de tierras. Cuando desaparecen a Santiago hubo muchos medios que se acercaban al lugar, se informaban, difundían. Y, por otro lado, tenías los medios canallas que hacían uso del caso de Santiago para mostrar a la gendarmería débil, con las armas que se les trababan, muy escasos y básicos, sin tecnología y equipamiento. Cuando generan este enemigo interno, llamado la RAM, que eran peligrosos, que eran financiados, que eran células y todas las barbaridades que se le ocurrieron a la ministra de seguridad Patricia Bullrich, equiparon a la gendarmería y contrajeron un montón de deuda en armamento, porque lo iban a necesitar para reprimir.

Recordemos que el 16 de agosto Patricia Bullrich, dice en el Congreso, “No voy a tirar a ningún gendarme por la ventana, porque yo a esa institución la necesito para hacer el trabajo que venimos a hacer de fondo”. El día 25 de noviembre cuando estábamos en el velatorio de Santiago, le disparan a Rafel Nahuel directamente, no hubo ni necesidad de desaparecer a alguien. El trabajo que venían a hacer de fondo era ese justamente. Porque ya lo habían hecho todo, desapareciendo una persona. Todos los grandes medios cubriendo las 24 horas, seis Plazas de Mayo se hicieron por lo de Santiago, tres para que aparezca. Y aparece un 17 de octubre, una fecha simbólica para un sector partidario y de la manera que aparece. Volvemos un poquito atrás y Macri había dicho que los derechos humanos “eran un curro”, que ellos venían a terminar con el curro de los derechos humanos. Y, de pronto, el día que menos te lo esperás, de la manera más perversa, todo calculado, premeditado, te lo meten ahí a Santiago.

Yo venía con esa intuición desde el 18 de septiembre. El viernes anterior a las elecciones, Macri dice “Se ahogó solo”, en complicidad el juez Lleral que afirmaba que su cuerpo “no tiene signos de violencia, se ahogó”. Y no sólo no se conformaron con eso, sino que el 25 de noviembre le disparan a Rafael Nahuel, luego viene la represión en el Congreso a los jubilados, muertes, Facundo en Tucumán, a Ismael, la masacre de Monte, infinidades de casos. Generaron un enemigo interno para luego tirártelo abajo.

Argentina no sabe investigar, espía

Yo no sabía lo que era una “desaparición forzada” hasta que nos tocó. Incluso pasaban los días y no entendía bien cómo funcionaba. La desaparición forzada es cuando te desaparecen porque intervienen fuerzas que se complotan y, en distintas medidas, cada una aporta para que no se destrabe nada, hay una complicidad con el entramado político, de los grandes medios de comunicación, y no sólo de la gendarmería y las fuerzas de seguridad.

No coincido en que va a quebrar algún gendarme y va a hablar, porque son una corporación, están todos en el mismo barco, si cae uno caen todos, no es que se quiebran. Y, por otro lado, Argentina no sabe investigar, espía, en lugar de investigar a los gendarmes y a las personas que habían participado en la desaparición de Santiago le pinchaban los teléfonos a los testigos, a los familiares, preguntaban por los amigos de Santiago, siempre sobre las víctimas. Nunca hubo un grupo de expertos independientes, que no pertenezcan a la misma fuerza. Un gobierno tiene que estar dispuesto a tener este grupo.

Los jueces, fiscales y abogados tienen miedo de investigar. Las propias querellas nuestras incluso, sino es porque nosotros avanzamos con el tema de desaparición forzada, tal vez se conforman con otra cosa, y no es que los confronte, pero lo de la desaparición forzada es muy complejo y lleva mucho tiempo. Y, a veces, los abogados y las familias quizás no están dispuestas a que pase tanto tiempo, el propio Estado quiere sacárselo cuanto antes de encima, entonces cambian la carátula, y van para otro lado. Si nosotros no nos hubiéramos puesto firmes, sino hubiésemos avanzado, hoy la causa estaría cerrada.

Los únicos que llegamos a la última instancia fuimos nosotros haciendo una presentación antes de que se decrete la cuarentena. Las otras cuatro querellas no avanzaron. Muchos se van quedando en el camino porque es un desgaste económico y físico que lleva muchas situaciones y tiempo. Hay que hacer un reacomodamiento, y entender que estamos en democracia, y la democracia no puede mezclarse lo partidario con la parte de los derechos humanos. Hay que empezar a traccionar distinto, empezar a entender que las fuerzas de seguridad hacen lo que se les antojan, no miden. Sino no se entiende cómo los mismos que desaparecen a Santiago eran los mismos que estaban en el gobierno anterior a Macri y son los mismos que están hoy.

Lo que yo vi y comprobé en carne propia es que, si hay un muerto, un desaparecido, ojalá que nunca más, pero si llegase a haberlo, no va a ser una fuerza de seguridad, porque todo se va aggiornando y lo que hacen es confrontar y enviar patotas privadas, para instalar que fue un enfrentamiento de civiles, dirán “No participamos nosotros”.

Es lo que me pasó estando en febrero en la marcha por Lago Escondido, donde teníamos a la policía de la provincia de Río Negro defendiendo a la patota de Lewis, la cual estaba armada, hicieron disparos y además tenían cuchillos. Del otro lado, estábamos nosotros, no estábamos armados, no nos íbamos a pelear o a generar un enfrentamiento. Esa patota nos agredió, rompieron vidrios de autos, no eran la RAM, no eran “los terroristas”, eran los que estaban defendiendo a un terrateniente ingles que tiene veinte mil hectáreas de campo y que esas tierras son una base militar. ¿Cómo un terrateniente inglés tiene mas poder que los ciudadanos que estamos en este territorio?

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