Por Editorial Sudestada
A pocos días de que La Libertad Avanza y el macrismo “infiltrado” tomen las riendas del país, Milei y Caputo -nuevos socios y amigos abrazados al Poder- viajaron a EEUU entre la búsqueda de nuevas “relaciones carnales” para continuar los pasos del menemismo, generar un acuerdo por más “deuda” al estilo de su nuevo jefe, Mauricio Macri, y en agradecimiento místico al “Dios” que lo colocó en el lugar donde está. Todavía sin asumir y con la promesa de seis meses duros, el presidente electo afirma que convocará a sesiones extraordinarias para ejecutar el plan de gobierno que tiene entre manos lo más rápido posible, y que no esperará a las ordinarias de marzo. Las “reformas” que promueven quienes antes de entrar a la Rosada se disputan Ministerios, cargos, y el sentido económico del país, es el remate sobre todo lo estatal que pueda pasar a manos privadas, la apertura del libre comercio, un Estado totalmente ausente con destino conocido, y los platos rotos para el pueblo.
Faltan días para el 10 de diciembre, y la pregunta que -extrañamente- resuena es ¿quién gobernará? Milei-Macri. Macri-Milei. Los falsos libertarios liberales – el neoliberalismo del PRO con puertas blindadas. Villarruel con las “fuerzas” en las calles, o Bullrich y su “amada” gendarmería. Milei con los hilos de las finanzas, o Caputo marcando la cancha y dejando huellas.
Es muy complejo comprender que un gobierno que asume con el 55% de los votos -en un balotaje que no es lo mismo que primera vuelta- pero con ese porcentaje, se vea sucumbido ante la fuerza política que salió tercera. La Libertad Avanza y el PRO en plena disputa por un gobierno que todavía no comenzó pero da muestras claras de lo que podría ser su gobernabilidad.