no nací para compartir
el odio, sino el amor
Antígona
La obra teatral Vestigios, construida a partir de la colaboración colectiva de Carmelitas Clawn y Opera Queer, es una pieza dramática donde se mistura el humor y la tragedia a partir de elementos clásicos y contemporáneos sobre la realidad que atraviesa a las mujeres cis y disidencias sexuales en nuestro territorio. Acá estamos para ponerle la voz a algunos personajes que fueron silenciados, callados, minimizados y puestos como la mala víctima, nos dice Gemma Ríos, poeta, actriz y travesti, en esta obra. La puesta en escena está estructurada en tres partes, cada una inspirada en algún personaje: Medea, la amante abandonada, perteneciente al clásico griego, Carmen, contrabandista, víctima de su propia libertad, sevillana y La Maldita, travesti, orillera: una mujer ficticia creada especialmente para la presentación de esta obra. Las voces oprimidas salen a luz desde los cuatro cuerpos que aquí actúan y cantan.
Por Natalia Bericat
Una cortina de luces ilumina la escena dividiendo la ficción de “la realidad”. Hay una transparencia en los parlamentos de lxs personajes que dan cuenta del atrás de escena y de una intención meta-teatral que se desarrolla a lo largo de la hora y media que dura la función. Asistimos a la cocina de la obra, a los recursos y estrategias teatrales que estas cuatro figuras despliegan frente al público. Yo si quieren puedo hacer de Medea porque lo estudié en el profesorado de teatro, dice una de ellas. El tejido del discurso se va hilvanando junto con la representación. No hay un guion que seguir, aunque esto forme parte del texto, sino más bien un entramado colectivo que va cosiendo el lienzo a medida que se va estirando sobre el escenario.
Vemos Vestigios pasando de la risa a la conciencia, de la carcajada al llanto. El humor se transforma en la herramienta que suaviza la historia de ellas que son presentadas aquí como una huella de silencio en la historia. Si buscamos el significado del título, que además es expresado en una de las voces, nos encontramos con: señal o huella que queda de algo o de alguien que ha pasado o ha desaparecido. Las voces colectivas de esta obra remueven la tierra, buscan esos murmullos escondidos y les devuelven el sonido. Las palabras ocultas se vuelven canto en cada intervalo en que Opera Queer interviene con música y guitarra. Luchi y Ferni desatan sus voces, nos hipnotizan con sus gargantas Los géneros de la llamada “alta cultura”, como la ópera, apropiados por las clases dominantes y privilegiadas, son rescatadas por las temáticas de los bordes, de los márgenes alejados del lujo y los teatros con terciopelo. El teatro clásico, el folklore y la ópera se entremezclan con lo mundano, con escenas cotidianas para alzar una voz colectiva.
Otro lenguaje que sobresale en la obra, y que también está al servicio de levantar la voz de los espacios de silencio, es la poesía. Un libro aparece en escena para denunciar: Andrógina de Gemma Ríos, publicado recientemente por Editorial Sudestada. La poeta recita al mismo tiempo que denuncia: ni las violaciones que recibimos por solo respirar/en la vía pública./Por eso no salgo de día/solo la oscuridad da resguardo. El escenario entra en la quietud para escuchar los versos que vienen a contar una historia que es la de muchxs. La poesía se une con el lenguaje del teatro clásico y la voz de Medea, esa mujer que también denuncia: yo tenía que esperarlo todo el día con las piernas abiertas, amputada; humildemente tenía que darle el centro de mi vientre, le dice Medea a su Nodriza, figura interpretada por Carmín.
La palabra va pasando de diálogo en diálogo hasta transformarse en una sola voz. La música vuelve a unir las partes del texto para hacer un llamado a quienes escuchan y ven una obra disruptiva y disidente. Color, brillo, luces y un vestuario colorido, irrumpen sobre la tela negra para mostrar un arcoíris de sonidos nuevos, una voz que canta y llama a cantar a lxs otrxs. Cuando tengamos la tierra, sucederá el mundo, el corazón de mi mundo. Detrás de todo olvido, secaré con lágrimas todo el horror de la lástima, nos dice Carmín como una plegaria. Vestigios es una sentencia que nos ayuda a pensar que no estamos solxs cuando todo parece silencio y oscuridad. Vestigios es una voz colectiva que nos abraza, mientras reímos y lloramos, sabiéndonos parte de la tierra.
Vestigios en Buenos Aires
CABA Sábado 28/5 a las 21 hs
en @casabrandon
(Luis María Drago 236)
Domingo 29/5 a las 20 hs
En Ramos Mejía @aluperan
(Viamonte 160)
Las entradas se retiran una hora antes. Espectáculo al sombrero.
*Pueden conseguir Andrógina de Gemma Ríos en https://www.libreriasudestada.com.ar/productos/androgina-de-gemma-rios/, Librería Sudestada o en las presentaciones en teatros.