Vivir con miedo

“Ni una menos Catamarca” alertó sobre un caso de violencia de género ocurrido el 8 de junio por parte de un efectivo policial. Este hecho evidencia la falta de leyes que capaciten a agentes estatales en el tratamiento de estas situaciones. La víctima, según declaró con Sudestada, aún continúa con miedo y tiene pánico ante la posible aparición de agresor. Además, expuso que no fue fácil contar los sucesos ante la justicia.

Por: Valentina Made

El accionar inmediato de las distintas organizaciones feministas de la localidad, entre el viernes 12 y sábado 13 de junio hicieron que a Felipe Manuel Varela le retiraran su arma reglamentaria, pero no hubo un seguimiento del caso. A partir de ahora la denunciante debe rehacer su vida con la sombra de la violencia física y psicológica que este policía ejerció sobre ella. “Las amenazas por parte de él son muy constantes, yo ya no sé si de otra salgo viva”, declaró “V”, cuyo nombre se resguarda para preservar su intimidad.

La primera denuncia hacia Varela fue realizada el 9 de junio del corriente año, a raíz de una discusión telefónica ocurrida el día anterior, en la que terminó amenazando de muerte a su ex-pareja. Pero sus actos abusivos comenzaron hace varios años atrás. “Entré en una crisis, porque eso me generaba un mensaje de él, crisis de llanto, desesperación y ataques de pánico”, declaró V. a este medio.

Según las declaraciones de la afectada, desde 2014 sufre de maltrato psicológico y físico. “Fueron muchos años de violencia extrema, y no sólo hacia mí, también rompió muchos objetos materiales que eran de los dos. Destruía todo lo que podía”, cuenta V. Atrapada por el miedo que le generaba Varela, no encontraba formas para denunciarlo.

La importancia de los espacios feministas

“A la vista de todos siempre fue un excelente hombre, pareja y marido, entonces se adelantaba a contar algún problema que tuvimos para que después los demás preguntaran qué había hecho yo para que él reaccionara así”, recuerda V. Durante años, el agresor siempre tenía un “por qué” para violentarla debido a la misoginia que perjudica a todas las mujeres. Aunque el feminismo sigue haciendo un gran esfuerzo para que la mujer deje de ser el foco del hecho ante casos de violencia, todavía hay una sociedad que las culpabiliza.

“Al principio se los contaba a algunas amigas y luego le terminé informando a muchas personas, porque me veía sin posibilidades de hacer nada. Mi familia recién se dio cuenta cuando empezó a verme molida, marcada. Una vez tuve la cara desfigurada. Me costó muchísimo denunciarlo y que me apoyen”, añade V. 

Al igual que en otros casos similares y extremadamente graves, que la sociedad tiene tan normalizados, la importancia de los espacios feministas marca una diferencia, un antes y después en la vida de las víctimas. En este caso, gracias al amparo y ayuda que le brindaron dichos espacios, ella pudo presentar su caso en la justicia y también darlo a conocer.

Desde el Observatorio Feminista de Catamarca, una de las organizaciones que integran la asamblea “Ni Una menos” de allí, realizaron un comunicado con la petición hacia el Ministro de Seguridad de la Provincia, Hernán Martel, para que retirara el arma reglamentaria del agresor. También brindaron asesoramiento jurídico a la víctima.

El caso aún no está resuelto.

Según datos del Observatorio “Ahora Que Si Nos Ven”, se contabilizaron 162 femicidios desde el 1 de enero hasta el 30 de junio del 2020, 117 feminicidios en Argentina. El 69 por ciento de ellos fueron cometidos por parejas o ex parejas de las víctimas.

Una vez realizada la denuncia, es importante hacer un seguimiento de los casos y acompañar a las víctimas, como también exponer de manera correcta al agresor para que no cometa otros casos similares. 

V. relata que tras separarse, Felipe le decía: “¿Qué vas a hacer? ¿Vas a llamar a la policía?”. En este sentido, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) advierte: “Las muertes y lesiones ocasionadas por un uso particular de la fuerza resultan de conflictos personales en los que el funcionario defiende intereses particulares haciendo uso habilidades y armas que su profesión le confiere pero por motivos que no guardan relación con su función”.

El artículo publicado en 2017 también brinda el dato de que casi 500 mujeres fueron asesinadas, torturadas o heridas en hechos que involucraron uso particular de la fuerza por parte de funcionarios de las fuerzas de seguridad en los últimos 20 años.

El arduo camino de intentar vivir en paz.

“Ojalá todas puedan denunciar, una espera que con la denuncia todo se vuelva más fácil pero la verdad que no lo es, es muy difícil el camino que viene después, las instituciones te revictimizan constantemente” agrega V., habiendo denunciado su caso y sabiendo que comienza un camino muy difícil para ella.

El 5 de febrero, el portal feminista Feminacida describió el caso de Anael Melo Acosta, quien lleva adelante un embarazo de alto riesgo y es víctima de violencia de género por parte de su ex pareja, Leonel Carlos Vargas Ragosta, policía bonaerense. Al exponer su situación ante la justicia, se encontró con un sistema que no está capacitado para abordar estas situaciones. La funcionaria del Juzgado de Paz en donde se presentó Anael le hizo preguntas innecesarias que no aportaban a la causa y luego la jueza decidió archivar su causa, ya que “según su criterio no había maltrato”.

V. también sufrió vulneraciones por parte de estos espacios: “El trato de la sumariante a la hora de tomarme la denuncia fue bueno, pero no expresó los hechos como yo los relaté”. También pidió que agregaran otra descripción sobre el hecho, pero no lo hicieron. En conclusión, invisibilizaron la gravedad del asunto. 

En el caso de Catamarca, la denuncia fue realizada en la Unidad Judicial de Atención a Víctimas de Violencia Género, y según la experiencia de la víctima, el trato no fue adecuado. “Empezar a exponer a estos violentos sirve porque la condena social tal vez llega antes que la justicia”, agregó. La aplicación de la Ley Micaela resulta urgente para promover capacitaciones en la materia.  

Cansada y abrumada por toda esta situación, V. deja en claro sus intenciones y deseos de volver a estar con tranquilidad: “Creo que esta semana voy a ir a mi casa de nuevo, porque necesito normalizar mi vida un poco”.

Si vivís situaciones de violencia o conocés a alguien que esté en esa situación llamá al 144 o al 137. Además, te podes contactar por mail (linea144@mingeneros.gob.ar), WhatsApp (11-2771-6463, 11-2775-9047, 11-2775-9048), o través de la aplicación de la línea 144. 

Foto: Micaela Arbio Grattone

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