Walter Guerreño era trabajador de un frigorífico y fue asesinado por un policía retirado en la localidad bonarense de Gerli.
Foto: LM Neuquén
Walter Guerreño era un laburante de 37 años, padre de siete hijos y trabajaba en un frigorífico. Ayer por la mañana salió de su casa, como siempre, con el bolsito al hombro. Cuando estaba en la esquina del galpón donde trabaja, en la localidad de Gerli, mientras buscaba mercadería, lo mató un balazo en la cabeza que disparó un jubilado de la Policía Federal Argentina (PFA), quien supuestamente estaba persiguiendo a dos delincuentes que le habían intentado robar su auto.
La identidad del policía retirado fue resguarda por la misma policía, así de cuidadosos son con los integrantes de su propia fuerza. Recién hoy se pudo conocer su nombre: José César Rojas, de 75 años. La hermana de Walter, Soledad, escribió en las redes: “¿Valía la pena? ¿Valía más tu auto que la vida de una persona? Pleno mediodía, siendo policía retirado, ¿no sabías que tirar al aire podía terminar en tragedia? Le tocó a mí hermano, un hombre maravilloso, padre de 7 hijos, que estaba laburando por y para ellos: Se los arrebataste, nos destruiste la vida, arruinaste una familia, mis sobrinos hoy no vieron a su papá volver del trabajo”.
María, la compañera de Walter, explicó ante la prensa: “Nos sacaron todo y yo quiero justicia, quiero que se pudra en la cárcel, y que los dueños del frigorífico también la paguen, porque ellos no tendrían que haber dejado salir a mi marido. Mi marido no tenía ese rol, para eso tienen seguridad, pero mi marido tenía que estar adentro”
¿Quién le arrima explicaciones a la familia de Walter ahora? ¿Quién se ocupa de ayudar a sus hijos en este momento triste? ¿Dónde están ahora los aplaudidores de la policía, que celebran cada vez que un uniformado saca su arma en la calle? ¿Quién de todos esos aplaudidores le va a explicar a Soledad y a María qué hacía un señor de 75 años con una pistola Bersa en la mano, determinando quién vive y quién muere en plena calle?
