Córdoba en llamas: los artistas populares frente a los incendios masivos

La provincia arde desde hace semanas y el consenso es casi unánime: el fuego que arrasa montes, bosques y sierras es intencional, para expandir los agronegocios, la especulación inmobiliaria y toda inversión sideral (empresarial y política) sobre los restos de la tierra y el ambiente arrasados. En diálogo con Sudestada, cuatro músicos reconocidos de Córdoba y de todo el país sientan posición sobre los incendios y sus consecuencias: Piñón Fijo, Juan Iñaki, Paola Bernal y Ana Robles.

Por Patricio Féminis

Las noticias y titulares de las últimas semanas en Córdoba fueron penosos. “Confirman que los incendios son intencionales”. “Récord absoluto: en 2020 ya se quemaron unas 300 mil hectáreas en Córdoba”. “Habrá mayores crecidas de ríos e inundaciones, contaminación del agua para consumo y pérdida de economías campesinas”.

Los incendios de montes, sierras y bosques provocados por especuladores afines a los intereses sojeros y agroexportadores están generando un verdadero ecocidio en la provincia: según un relevamiento del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SMNF), al 13 de octubre ya se quemaron 300 mil hectáreas, una superficie afín a casi seis veces la del departamento Capital, sin contar los focos de los cinco días previos. Es, hasta ahora, más del doble de lo que se quemó en Córdoba en los seis años anteriores.

Esta gravedad, que determinará nuevas crecidas de los ríos, pobreza para las economías comunitarias, contaminación en alza y destrucción del ciclo de la vida natural y social, tiene focos culpables a la vez oscuros y bien nítidos: los intereses de quienes buscan expandir sus proyectos inmobiliarios, agrícolas, mineros y turísticos, entre otros, sobre tierra arrasada, y con la venia del poder político local y de la cuasi pasividad nacional.

Pero muchos artistas en Córdoba no se quedan callados ni temen manifestarse para alertarlo y denunciarlo, en paralelo al trabajo de organizaciones y movimientos ambientales. Como estos tres músicos que, desde la provincia, acercan sus visiones en diálogo con Sudestada mientras las sierras y montes, delante de sus ojos, se siguen ennegreciendo por las llamas: Piñón Fijo, Juan Iñaki, Paola Bernal y Ana Robles.

Piñón Fijo: “No se puede apelar a la conciencia de grupos económicos que priorizan nada más que el negocio”

Desde una sierra cordobesa en su casa en Mendiolaza, entre árboles nativos y pájaros inspiradores de melodías sin edad, Piñón Fijo no elude su sintonía con los problemas medioambientales de Córdoba. Más allá de su imagen mediática, Fabián Gómez, alias Piñón Fijo, siempre se pronunció en defensa de los montes nativos. O, en 2017, en respaldo de los movimientos y colegas que se oponían en Córdoba a la modificación de la Ley de Bosques Nativos, planeada para acrecentar el modelo extractivista, contaminante y agroexportador.

“No confrontes con el monte, tu horizonte borrarás”, dice Piñón en su canción Crepúsculo, acerca de aquel conflicto. “La Ley de Bosques sería una catástrofe para los montes originarios. Acá no estamos discutiendo el progreso de la industria rural sino la calidad de vida de nuestros nietos”, opinó en enero de 2017, ante la mirada de reojo de las corporaciones sojeras. Ahora, junto a Sudestada, describe lo que se está sufriendo detrás y delante de las llamas en Córdoba.

“No sé si puedo tener una mirada novedosa de lo que ya se sabe. Queda un ínfimo porcentaje del monte nativo. Las miles y miles de hectáreas que se han quemado en esta edición, porque son como ediciones. El aire está lleno de humo, la vista llena de fuego, y todos o casi todos tienen la sensación muy férrea de que no son casuales los incendios. También es común la convicción del daño que se hace. Se han quemado bosques, montes, sierras, casas, futuros de seres humanos. Se expulsó la vida, en la flora y la fauna, de los lugares arrasados por el fuego. Y toda la biodiversidad está amenazada.

Así somos los seres humanos. Por ahí se nos encienden las luces de alerta cuando palpamos el miedo ahí, cerquita. Y algunos ni aún cuando lo tengan tan cerca, o no, pero siempre especulando con los negocios y los negociados: hacer prevalecer la producción, entre comillas, y el emprendimiento comercial, antes que la vida, que la naturaleza, que el ambiente. Quizás sea la misma discusión con la pandemia. Qué es primero, la salud o el dinero, la salud o el negocio.

Y me parece que la discusión real está dentro de nosotros, como comunidad de esta aldea global. En qué escala de valores ponemos la vida. Creo, desde mi tremenda ignorancia —y que trato de achicar a cada paso— que hasta que no se legisle seriamente, no se retoquen las leyes ya realizadas y no se generen nuevas leyes justas, esto va a continuar, porque no se puede apelar a la solidaridad y a la conciencia de grupos económicos que priorizan nada más que el negocio. Creería que es la única solución para defender lo poco que queda”.

Juan Iñaki: “El panorama es angustiante, pero seguimos levantando la voz”

“Ahora estoy en plena marcha, en Córdoba capital. Fue un llamado de asambleas acá y en distintos puntos de la provincia, como Cosquín o Sierras Chicas. Vinieron los movimientos y las distintas izquierdas. No hay muchos peronistas”, describe por audio Juan Iñaki. El cantante de la voz aguda acentúa su obra en varios planos (la raíz folklórica, la percusión afro, la investigación de las raíces negras en Córdoba, la visión ambiental en cada paso, la visibilización LGBT). Y no esquiva una mirada a su propio colectivo: “Hay gente que vuelve a decir ‘adónde están los artistas ahora’, pero hace años que hablamos, marchamos, tocamos y hacemos lo que podemos”. Aquí, su mirada sobre los incendios cordobeses para Sudestada.

“El 95 por ciento de los incendios, aún en este contexto de sequía, es intencional. Son territorios en disputa que tienen que ver con intereses inmobiliarios. Algunos de sectores privados, y otros con los trazados de autovías propuestas, y que las asambleas y las personas hace ya unos cuantos años están intentando proteger. Córdoba tiene una Ley de Bosques que los protegía, y lo digo en pasado, porque ahora el porcentaje se vio reducido inmensamente. Teníamos un tres por ciento de los bosques protegidos y que se recontra re mil quemaron. Cuando hablamos de bosques nativos hablamos de montes con especies de más de 150 años. Es un acervo irreparable.

Hecha la ley, hecha la trampa: existe otra ley que permite que los terrenos incendiados se pueda disponer para proyectos inmobiliarios. Ahí tenemos dos leyes enfrentadas, lo cual favorece esta política extractivista y destructora que tiene el gobierno provincial, y con el silencio del gobierno nacional: si bien recién hace unos días se han enviado ayudas, siempre es un amparo protocolar. Otra cosa es una voluntad sostenida y una intención real de comprometerse con la causa.

El Ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Juan Cabandié, vino dos o tres veces a Córdoba, pero no se juntó con las asambleas de vecinos y ambientalistas. Hay un lavado de manos y una repartija de culpas, una vez más, entre la Provincia y la Nación. Lo cierto es que se nos está quemando la mayor parte de la Provincia. El panorama es angustiante, pero seguimos levantando la voz. Lo que hace falta es una voluntad popular: que la gente se comprometa y active”.

Paola Bernal: “Siempre estaremos a favor del monte con nuestro compromiso artístico”

“Sostenemos un compromiso para que las reservas territoriales se mantengan a como dé lugar”, dice la cantora y compositora coscoína Paola Bernal, consustanciada —desde lo que muchos llaman “folklore”— con las comunidades asamblearias y con su realidad cotidiana sin eufemismos. Vio arder al cerro Pan de Azúcar, frente a su casa, y grafica: “Cuando uno está acá, el fuego está relativamente cerca. No se puede esperar a que otros decidan hacer lo que puedan. La gente se organiza para lo urgente en serio: cómo ir a apagar el fuego, asistirse y alimentar a los animales sobrevivientes”. Aquí, su panorama de lo que está viviendo Córdoba y de cómo trabajan los artistas a la par de los movimientos territoriales.

Créditos: Télam

“Me explotan los ojos de la bronca ante este ecocidio. Como parte del movimiento ambientalista estamos marchando lo que se puede, porque las condiciones son bastante particulares para hacerlo: acá en Cosquín ya hay muchos casos de coronavirus y fallecidos. Todos debemos cuidar a nuestros familiares. Esa dicotomía está. Pero hay muchísima gente comprometida que no se calla ni se va a callar, y los artistas los acompañamos y sostenemos desde nuestros lugares.

La trama política es muy compleja y pasan cosas que uno a veces no alcanza a ver: acuerdos, arreglos. A nosotros nos queda denunciar, y en este momento estamos activando con gente de distintas asambleas y colegas artistas, como Raly Barrionuevo y Juan Martín Medina, entre otros, para plantarnos y exigir un accionar. Los movimientos nos asisten para que tantas peticiones tengan un sentido claro, y para no entorpecer las denuncias que hace mucho sostenien las asambleas sobre los responsables concretos.

En los últimos días estuvimos trabajando para movilizar a la comunidad artística, pero somos siempre relativamente los mismos. Necesitamos a la gente que a veces tiene más convocatoria. Esto es un compromiso con el monte y con la vida. Es una cuestión transgeneracional: para nosotros, nuestros hijos, nuestros nietos. Tenemos que luchar por la conciencia colectiva y en cada uno. Siempre estaremos a favor del monte con nuestro compromiso artístico, y no de que esos negocios arruinen y maten lo único importante de todo: la subsistencia del Planeta”.

Ana Robles: “Uno convive con la sierra y ahora se ve una cosa negra, quemada”

Se eleva la vista a las cercanías y se ve lo indescriptible, allá en Alta Gracia: las pruebas humeantes del dolor vegetal y animal. El desquicio criminal de los perpetradores. El desvelo de los que no se resignan a la fatalidad abstracta: los incendios tienen responsables concretos y habitantes en movimiento que lo exponen día tras día. La compositora y pianista riojana Ana Robles se radicó en Córdoba hace unos años. Sigue expandiendo su prestigio y su esfuerzo como una de las más importantes creadoras de la música popular del siglo XXI, entre la raíz, los arreglos sutiles y la destreza clásica, y enfoca en su realidad personal la angustia popular frente a los cerros y sierras en llamas.

“Las columnas de humo y los incendios que se vuelven a activar son permanentes. Acá ha estado tomado todo el cerro que da al fondo de Alta Gracia, incluso acercándose a los barrios que están más arriba. El miércoles 30 de septiembre lo tuvimos bastante cerca de mi casa y nos fuimos al centro para que no nos llegara el humo. A todo el sinsentido de la pandemia y la dificultad económica se suma esta tragedia. Ver las sierras quemarse casi en tu cara es una impotencia tremenda.

Los bomberos han estado trabajando diez días, sin pausa; hemos visto pasar los aviones hidrantes cada diez minutos y la sensación general es de mucha impotencia. Todo este estrés hace un daño tan fuerte como el coronavirus. El fuego ha sido la gota que rebalsó el vaso. Uno en Córdoba convive con la sierra y ahora se ve una cosa negra, quemada. Es como una gran bomba de tiempo y también es un reflejo de cómo estamos nosotros adentro”.

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