Unos duraznos blancos y muy dulces
Por los años 42 o 43, en Alta Gracia, mi primo y yo íbamos todos los jueves a la plaza Manuel Solares, a la hora de la retreta, para vengarnos de que no nos dejaron
Por los años 42 o 43, en Alta Gracia, mi primo y yo íbamos todos los jueves a la plaza Manuel Solares, a la hora de la retreta, para vengarnos de que no nos dejaron
El neurólogo dice esto: dos años atrás, me leyó las conclusiones del informe añadido a una polisomnografía nocturna a la que, le consta, me sometí desdeñoso y resignado.El neurólogo que se parece, demasiado, a un
Mirá la negra de mierda, mirá cómo lleva los nenes en la motito. Tres gurisitos sin casco, cagándose de frío, y la negra con ese culo enorme que ocupa todo el asiento. Qué hija de
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de
—No me gusta el olor de la goma quemada —fue lo primero que dijo esa mujer. Moure la miró un rato antes de contestar, pero no como la había estado observando hasta ese momento, desde
Ahora todo nos va llevando a sacudidas, como si nos empujaran para arrojarnos del paraíso: el pájaro que se queda atrás, los pastos duros y descoloridos, el trazo veloz, vehemente, desenfrenado con que corren los
¿Por qué, Loco? ¿Por qué? Sí: las preguntas las hicimos entre todos. Todos y al mismo tiempo, cómo se hacían las cosas en ese momento. Nuestro momento. Porque no faltó nadie al lado del camión.
Desde lejos no se ve nada más que un médano. Arena sobre arena sobre arena. Un montículo que se eleva de la línea recta y compite con el horizonte. Desde lejos no se ve nada
Como siempre, con la primavera llegó el día de los festivales. El Emperador, después de comer y de beber, con la cara recamada de manchas rojas, se dirigió a la plaza, hoy llamada de las